Los frentes de guerra abiertos de Arnoldo Vizcaíno

POR PXPress

PARA FESTEJAR ALEGREMENTE su cumpleaños número 36, Indira Vizcaíno Silva se fue a la capital del país a festejar con sus homólogas morenacas, incluida la florecilla silvestre que desgobierna el estado de Veracruz, que es precisamente la que difundió en sus redes sociales el feliz acontecimiento. Dice en su cuenta del Facebook Cuitláhuac García Jiménez (otro que está peleado con la redacción y sintaxis), recio y viril gobernador de Veracruz, lo siguiente: “Miren a quienes me encontré. Gran oportunidad de saludar a parte de nuestras gobernadoras, estamos orgullosos de ellas. Especialmente aproveché la ocasión para felicitar a la gobernadora más joven del país, nuestra queridísima Indira Vizcaíno de Colima con 36 años cumplidos el día de hoy…” EN SU POSDATA, el veracruzano dice, refiriéndose a la foto en la que aparecen, en primer plano, él, Indira, Layda la Albóndiga de Porcelana Sansores Román y Evelyn Salgado, de Campeche y Guerrero, respectivamente, que al fondo se encuentran también la Claudia Cheinbaum Pardo, Julio Menchaca y Américo Villareal, de la Ciudad de México, Hidalgo y Tamaulipas, los cuales no se ven. Los cuatro de la foto, en cambio, dan claras muestras de encontrarse llenos de regocijo. Por tanto, deprimida, lo que se dice deprimida, la Gobernadora Altozano no lo está, a menos que finja tan bien que sea merecedora a un Óscar por su gran actuación. Sin embargo, el perverso padre de la Indi, Arnoldo Vizcaíno Rodríguez, se vale de ese supuesto estado de ánimo de la hija para despertar la conmiseración de empresarios y de liderazgos de cada uno de los municipios para que con más ganas se animen a participar en la magna concentración que se hará el 25 del presente mes en el Casino de la Feria para hacerle a ella un “reconocimiento” por los nulos resultados que ha entregado a los colimenses en poco más de un año. El gancho del gobernador de facto de Colima, pues, es que su deprimida heredera necesita de una levantada de ánimo para que siga en las mismas, es decir, viajar con cargo al erario, convivir con sus amigas, apoyar a sus correligionarios que andan en campaña o precampaña, aunque para ello viole la ley, etcétera. Una actitud, por cierto, en la que es secundada por sus mejores amigas locales, como Viridiana Valencia Vargas y Rosa María Bayardo Cabrera, con nula empatía ante las víctimas de la violencia desatada en la entidad, que ya casi llega a los mil asesinados. Al respecto, es el municipio de Manzanillo el otro frente en el que trabaja afanosamente el viejo cacique arrocero de Buenavista, pues al tiempo que promueve un golpe de Estado en contra de la edil porteña, Griselda Martínez Martínez, también intenta allanarle el camino a la que ya es virtual precandidata de Morena a la alcaldía manzanillense en los comicios del 2024, Rosa María Bayardo, que no dio el ancho en la Secretaría de Fomento Económico y Turismo y fue enviada a cobrar en calidad de directora del DIF Estatal. En su aventura, como una suerte de nueva versión chafa y sin gracia de la saga Loca academia de policías, el dizque Comandante (como le gusta que le digan) es auxiliado en el municipio costero por el grupo de vividores convenencieros denominado Experiencia y Sabiduría, donde el jueves de la semana pasada estuvieron en el Hotel Best Wester, donde llevaron la batuta las refulgentes estrellas: acapulqueño tropical Nabor Ochoa López, Miguel el Plateadillo Salazar Abaroa y Francisco Hueso Alcaraz. Así, pues, el Félix Salgado Macedonio de Colima intensificará los trabajos para lo del reconocimiento a su deprimida hija, donde si hay un responsable de que ella se encuentre en ese estado anímico -si es que en verdad así está-, es él con su activismo para crearle problemas a la gobernadora donde no los había. El otro objetivo puesto en la mira del anciano es Manzanillo y sus autoridades municipales.

LA VIOLENCIA SIGUE IMPARABLE en Colima. Ayer, en la colonia Infonavit, un grupo de sicarios llegó hasta la entrada de una casa y vació todo su arsenal en contra de las personas que estaban en su interior; el problema es que ahí también estaba una niña, que nada tiene que ver en este ajuste de cuentas entre grupos del crimen organizado.