POR Luis Fernando Moreno Mayoral
La Administración Portuaria Integral, hoy Administración del Sistema Portuario Nacional, ASIPONA, siempre ha tenido titulares corruptos.
Antes como hoy, el esquema es el mismo: hacer negocios al amparo del poder y ceder a las tentaciones de políticos y del crimen organizado.
El botín es tan grande que, cuentan los que saben, en la era del PRI las API´s se vendían por millones de pesos; en cuestión de un año recuperaban la inversión y lo demás era ganancia.
Rafael Gutiérrez Villalobos, unos de los ex funcionarios señalado por tener nexos con la delincuencia, tenía el negocio del pesaje de contenedores; como era el tiempo del sistema todopoderoso del Revolucionario Institucional, el sujeto podría tener ese negocio lucrativo y ser, el mismo tiempo, funcionario del gobierno del Estado.
Jesús Orozco Alfaro salió como tapón de sidra de la API por malos manejos que, inclusive, fueron señalados por el presidente Andrés Manuel López Obrador en una de sus conferencias mañaneras, en donde señaló el esquema de corrupción a que eran tan afectos hace años.
Llegó a cuestionar que JOA, además de haber sido un funcionario del gobierno del Estado, en donde también hizo negocios y utilizó dinero de la administración para comprar franquicias de pollos y pizzas, fue premiado con la titularidad de la API.
Héctor Mora Gómez, también señalado de hacer negocios con políticos y empresarios, tiene una investigación en su contra por posibles actos de corrupción, de acuerdo a lo que confirmó la Fiscalía General de la República, además de que fue denunciado en el 2003 por abuso de autoridad y amenazas.
A Salvador Gómez Meillón le antecedía una serie de denuncias en su contra de parte del activista Nazario Garibay, quien señaló al entonces elemento de la Secretaría de Marina Amada de México como uno de los protectores de los asesinos de su familia en un negocio de lavado de autos en Manzanillo.
Aún se recuerda el video en donde el activista encara a Gómez Meillón en el Congreso del Estado sobre la omisión en las denuncias que tiene interpuestas, lo que le valió como respuesta ser acusado por pertenecer a uno de los cárteles de la droga que opera en Colima; ante esto el propio Garibay le exigió que probara sus dichos, pero el almirante se negó y ya no quiso seguir con el intercambio de palabras.
Salvador Gómez Meillón, que ya le tocó la era de la militarización de los puertos y aduanas de México, continuó el mismo modus operandi de sus antecesores y, de acuerdo a investigaciones hechas por PXPress, también tuvo a sus empresarios consentidos.
De acuerdo al columnista Mario Maldonado, del periódico El Universal, Salvador Gómez Meillón le otorgó un permiso fuera de la ley a Terminal Marítima Hazesa, que dirige su amigo Raúl Sandoval, para operar la llegada y salida de contenedores. Un negociazo de millones y millones de pesos.
El periodista de la Ciudad de México agregó que también el almirante en retiro buscaba apropiarse del muelle 15 de la Compañía Terminal de Manzanillo, manejada por Omar Lepe, despedido de manera fulminante por Gómez Meillón esos días.
Terminal Marítima Hazesa es uno de los tantos negocios del Grupo Hazesa, del empresario Raúl Sandoval, uno de los principales financiadores de un medio de comunicación en Manzanillo que tiene sus instalaciones en el exclusivo y lujoso edifico de Torrepuerto Manzanillo, desde donde se dicta línea a los políticos que doblegaron y se calumnia a los que todavía no.
El conflicto de interés de Salvador Gómez Meillón, al otorgar permisos fuera de la ley a su amigo y socio Raúl Sandoval, es tan evidente que nunca quisieron responder a las solicitudes de información acerca de los contratos que le otorgó a Grupo Hazesa durante su gestión como titular de la ASIPONA.
Si no había nada irregular, por qué, entonces, la opacidad y las respuestas evasivas a las preguntas concretas.
Se anunció la llegada de Mario Alberto Gasque Peña, que al menos tiene el beneficio de la duda y se espera que investigue a su antecesor para que, de resultar culpable de presuntos actos de corrupción, pueda ser sancionado, además de los empresarios que se coludieron para tener acceso a contratos millonarios.
Estaremos pendientes.