POR Luis Fernando Moreno Mayoral
Queda claro que no hay transporte público seguro que transite por las carreteras de México.
Todos los días se informa, a través de los medios de comunicación, accidentes de camiones, autos y tráileres; la mayoría de ellos deriva en la pérdida de vida de algunos pasajeros.
En la carretera Colima-Guadalajara y en la libre, generalmente por La Salada, se reportan diariamente accidentes; es común para los reporteros tener presente la cuenta de redes sociales de la autopista Gdl-Col para saber en qué kilómetro se suscitó un percance.
En el plano local, sin embargo, las cosas no son muy distintas: en medio de una disputa encarnizada entre Los Rojos y la Línea Sur de Jalisco, este fin de semana uno de los autobuses de la empresa colimense intentó ganarle al ferrocarril y terminó en la muerte del chofer, de un menor de edad y 21 pasajeros más lesionados.
El comunicado de Los Rojos intentó justificar el accidente por la presión que pesaba en ellos por la competencia de Nuevo Horizonte o Línea Sur de Jalisco, a la que califican de desleal por tener apoyo de las autoridades y demás.
Competencia desleal o no, con presión o no, nada justifica que los choferes arriesguen la vida de los pasajeros; la muerte de dos personas y las lesiones de 21 personas más es una clara muestra de que no vale la pena trabajar bajo estrés ni pretender demostrarle a nadie que pueden ser más rápidos.
La empresa Los Rojos, de acuerdo al comunicado emitido y a la conferencia que dieron a los medios de comunicación, cerrará operaciones por no tener las condiciones para trabajar de manera eficaz; lo importante es que también se harán responsables de los gastos médicos de los lesionados y de las indemnizaciones de los fallecidos.
El transporte público regional y nacional tiene un problema que se debe resolver de la mejor manera; de no hacerlo habrá más accidentes como el del autobús de Los Rojos o como el de ayer mismo, en el que un camión de pasajeros tuvo un percance a la altura de Loma de Fátima, en el sentido de Tecomán a Colima.
Debe haber, para empezar, más vigilancia de la Guardia Nacional en esos lugares.