POR José Luis Santana Ochoa
Los ex panistas y ex adecistas Leoncio Morán y Azucena López, conversos morenistas por así convenir a sus desmesuradas ambiciones políticas y de poder económico, acogidos por los líderes del Segundo Piso de la Cuarta Transformación que suelen comprar gatos por liebres, continúan merodeando los centros de trabajo del H. Ayuntamiento de Colima en sendas abiertas campañas electoreras anticipadas.
Además de despotricar en contra del alcalde capitalino Riult Rivera Gutiérrez sin motivo ni razón, el par de coludos personajes de la picaresca política local ha empezado a agredirle verbalmente con violencia sinigual a sus funcionarios como lo hicieron con uno de ellos, joven por cierto, el jueves 30 de enero de 2025, alrededor de las 10.30 horas, en el ingreso al edificio principal de la Presidencia Municipal de Colima y su patio central.
Totalmente desquiciado, altisonante, Leoncio Furioso, con “Azucena La de Morena” del brazo, atacó a mansalva al sorprendido colaborador del alcalde Rivera Gutiérrez, sentenciándolo hasta de lo que iba a morir. Todo ello a grito abierto para que los ciudadanos que allí se encontraban pagando el impuesto predial, escucharan sus exabruptos.
“Muchacho pendejo, mentiroso, traidor, doble cara”, y otras impublicables lindezas más, fue la retahíla de insultos que, sin despegarse de la regidora Azucena López, “La de Morena”, le soltó Leoncio Furioso al inerme joven funcionario municipal que no atinaba a entender lo que le estaba sucediendo. El escándalo que armó el exaltado cónyuge de “Azucena La de Morena” fue tal, que ella misma tuvo que interponérsele para evitar que el agredido no le fuera a responder a golpes. El enojo de Leoncio Furioso por esta acción protectora de su cónyuge fue tal, que le espetó el clásico “estás con él o estás conmigo”.
La injustificada y cobarde agresión verbal cometida por Leoncio Furioso debe haber sido grabada por las cámaras que se encuentran instaladas en el edificio municipal, todo es cuestión de recuperar la filmación para que el agraviado tenga las evidencias necesarias para denunciarlo penalmente como corresponda.
Leoncio Furioso para todos tiene. Ya se le había lanzado como Terrones al presidente municipal de Colima, Riult Rivera Gutiérrez, ardido por la derrota que los colimenses le infligieron en las urnas el domingo 2 de junio de 2024 a “Azucena la de Morena”; también, a la regidora y dirigente estatal del Parrido Movimiento Ciudadano en Colima, Elia Margarita Morreno González, señalándola de haber desviado millonarios recursos públicos municipales durante su gestión como alcaldesa de Colima 2021-2024, pero sin pasar de las palabras a la presentación de la demanda correspondiente, quedando una vez más como vulgar bocón.
Como los ex panistas y ex emecistas señor Morán y señora López ahora son orgullosamente morenistas de sangre color lila pura, a quienes los integraron al Partido Movimiento de Regeneración Nacional les corresponde reconvenirlos para que corrijan sus negativas actitudes y violentos comportamientos, alinearlos por la izquierda antes de que se les salgan totalmente de control de cara a la contienda electoral de 2027. Advertidos están. ¡De nada!
EL ACABO
El currículo de Leoncio furioso registra vergonzosos episodios como el zafarrancho que armó para tratar de impedir la reubicación de la Figura Obscena, escultura de José Luís Cuevas, ocasión en la que se abrazó a un policía estatal al que nunca le soltó la macana. Tuvo que ser rescatado por sus compañeros de corporación. También, sus bravuconadas para provocar sin lograrlo, al exgobernador Mario Anguiano Moreno y a su propio padre, el líder sindical Martín Flores Castañeda.
Mención aparte merece el bochornoso ataque de misoginia del que hizo víctima a una asistente de su compañero en la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión, José Gerardo Rodolfo Fernández Noroña, acusándola desde tribuna de ser sexo servidora utilizada por éste para sus perversos intereses políticos. Ante la chinga que en respuesta le puso Fernández Noroña, Locho Furioso reculó rajándosele como suele hacerlo cada vez que sus agraviados le hacen frente.