POR Jorge Octavio González
Indira Vizcaíno invitó a Casa de Gobierno a sus empleados del Congreso del Estado y a sus nuevas y caras adquisiciones para darles línea sobre lo que tienen que votar en las próximas sesiones.
La gobernadora escribió en sus redes sociales: “Dialogamos sobre diversos temas de interés público y sobre algunas políticas públicas que requerirán trabajo de ambos poderes, el Legislativo y el Ejecutivo estatal”.
Todo bien. Nomás que faltó un pequeño detalle: el Poder Legislativo lo integran 25 diputados, no sólo los que están sometidos y vendidos al Poder Ejecutivo.
Si el propósito es dialogar con otro de los Poderes, por qué no están, en la foto que publicó la mandataria, uno solo de los integrantes del Bloque Democrático. No está el líder de la fracción del PRI ni del PAN en el Congreso del Estado. ¡Ni siquiera estaba Lizzie Moreno Ceballos!
De los empleados de la mandataria está de más mencionarlos; ellos ya están entregados con el solo hecho de haber sido diputados. Isamar Ramírez está feliz por su meteórico paso en la coordinación de la bancada de MORENA en el Congreso del Estado y ser dos veces presidenta de la Mesa Directiva, en donde demostró su talante autoritario, su odio y frustración.
Armando Reyna es un ignorante que debería regresar el título de Derecho por avalar iniciativas de ley que luego son vetadas por el Ejecutivo y señaladas como inconstitucionales por la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Tener un hijo criminal que fue apoyado desde la Fiscalía General del Estado de Colima es la peor vergüenza que pudo haber pasado y, aun así, sueña con ser candidato de MORENA a la alcaldía de Tecomán, cuando el dueño del partido ya tiene en la mira a otro prospecto, que ni siquiera es del movimiento amloísta.
Los demás, como Alfredo Álvarez, Sonia Hernández, Andrea Naranjo, Rubén Romo Ochoa, Julio Cano, Myriam Gudiño, Ana Karen Hernández, Yommira Carrillo Barreto, David Grajales, Patricia Ceballos y Glenda Ochoa, traicionando a sus compañeros de la bancada de MC, sólo obedecen las órdenes que reciben desde Altozano.
Las nuevas adquisiciones, por cierto muy caras, son Priscila García y Kate Castillo.
Héctor Magaña, según relató en un programa de radio, dijo que en la bancada del PRI y el PAN se ríen de Priscila García porque su escrito para desistirse de la firma para la acción de inconstitucionalidad sobre la revocación de mandato no prosperó porque ya estaba admitida; mencionó que esa maniobra resultó muy cara para el gobierno del Estado porque era la moneda de cambio para hacer secretario a su esposo.
Ignorante o, pese a saberlo, cínica, Priscila García prefirió desistirse de su firma ante la SCJN porque de ello dependía el nuevo trabajo para Paco Rodríguez; en ello se fue su poco prestigio y credibilidad, ya que hasta un pasante de Derecho sabría que no sería admitida su petición.
Kate Castillo, por el contrario, resultó una vergüenza por lo que prometía: de subir a tribuna y criticar que la gobernadora iba por sus hijos al colegio con escolta y camionetas blindadas, pasó a formar parte del clan de las aplaudidoras que vendieron su dignidad por unas cuantas monedas.
La diputada que ni siquiera es bien recibida en el PES sólo tiene declaraciones críticas en contra de Claudia Aguirre, a la que le inventó el chisme de que quiere la posición número uno de las diputaciones plurinominales en el 2024.
Evangelina Bustamante, a la que le inventaron la vacilada de la Bancada de Género, asistió para que el negocio que tiene con su esposo, Joel Padilla Peña, siga recibiendo recursos del gobierno federal, además de reiterarle a la gobernadora que, en cuestión de defender a agresores de mujeres del movimiento, ella está más que dispuesta a solapar a Vladimir Parra y traicionar a las mujeres.
Qué exhibida se dieron los diputados y empleados de la gobernadora. Deberían tener vergüenza.