POR Jorge Octavio González
Las mujeres de Colima ya entendieron el mensaje: pueden protestar, marchar, romper vidrios, vandalizar edificios y no van a pagar las consecuencias.
La gobernadora Indira Vizcaíno lo dijo: las mujeres no necesitan de nuestro permiso para marchar y expresarse libremente.
Lo demás, hacer hincapié en que nunca estará de acuerdo en los actos violentos, es lo de menos; lo primordial es que desde el gobierno del Estado hay esa permisividad para actuar. Y lo harán.
Las mujeres de Colima, el 8M, llegaron a Palacio de Gobierno, tumbaron el portón principal y prendieron fuego en su interior.
López Obrador, previo a la marcha por el Día Internacional de la Mujer, dijo que preferían cuidar Palacio Nacional porque, dijo, imagínense nos incendian el lugar. “Lograrían su propósito”, añadió.
En Colima, sin embargo, sí sucedió: Palacio de Gobierno se incendió. Y las imágenes, ciertamente, dieron la vuelta a todo México.
La gobernadora, en cambio, sólo lamentó los hechos, pero defendió el derecho de las mujeres a manifestarse y a expresarse de manera libre.
Ella, que dice ser de izquierda y venir de los movimientos sociales, no puede condenar una manifestación, por más violenta que sea, porque caería en una contradicción. Se estaría negando a ella misma; por eso fue mejor ceder a la tentación de aprehender a las mujeres.
Esta misma semana otro grupo de mujeres protestó en el bachillerato CBTIS-19, de la ciudad de Colima, y señalaron a maestros de acoso sexual, además de romper los vidrios de la dirección general de la institución y de dañar equipo de cómputo del mismo lugar.
Indira Vizcaíno no tuvo de otra: defendió su derecho a manifestarse. Condenó, eso sí, la violencia, pero eso es mera formalidad; lo importante es que se les permitió hacer lo que quisieran sin que por ello paguen por sus actos.
Por la tarde, ya encarrerados, citaron a una manifestación en el CBTIS-157, del municipio de Villa de Álvarez. Hubo mejor control de daños: la directiva de la escuela las esperaba y recibió a una comisión para escuchar sus planteamientos y peticiones.
Lo de la mañana les sirvió a los de la tarde para que no pasara lo mismo y circularan fotos y videos de oficinas vandalizadas. Se hizo el compromiso de atender las quejas.
El gobierno del Estado envió a la directora del Instituto Colimense de las Mujeres, Catalina Suárez Dávila. ¿Para qué? Ella, como se ha documentado en estas páginas, fue enviada por Vladimir Parra para amedrentar a Claudia Aguirre y Jazmín García luego de la queja que interpusieron en la Comisión Nacional de Honestidad y Justicia del CEN de MORENA. No lo logró; sin embargo, la falta de empatía y sororidad fue manifiesta de parte de la señora titular del ICM.
Lo sucedido esta semana, con las dos escuelas del CBTIS, a las que se sumó la secundaria Enrique Corona Morfín, sólo fue el principio de lo que viene; después no se quejen de los destrozos y actos que realicen las mujeres.
¿Eso falta para que de una vez por todas destituyan al agresor de mujeres Vladimir Parra? La gobernadora les dio la fórmula; falta que la utilicen.