POR Jorge Octavio González
Vladimir Parra Barragán se cree el gran operador político, pero no es más que un aficionado que va dejando huella de todo lo que hace; todavía le falta mucho para estar en las grandes ligas.
De todos los militantes de Movimiento de Regeneración Nacional que hay en Colima y que tienen el derecho de interponer denuncias ante la Comisión Nacional de Honestidad y Justicia del partido guinda, al ex diputado local se le ocurrió la grandiosa idea de enviar a su director de Recursos Humanos de CIAPACOV, Cuauhtémoc Ramírez Zamora, a denunciar a Griselda Martínez Martínez.
Con tal de quedar bien con la gobernadora, Vladimir envió a su director a promover un procedimiento sancionador electoral en contra de la presidenta municipal de Manzanillo, todo con la finalidad de anular sus derechos políticos en MORENA para que no pueda participar en el proceso interno para el Senado de la República.
Si bien el motivo de la denuncia es por las declaraciones de Griselda Martínez respecto a que en Colima las autoridades gubernamentales y empresarios tienen nexos con el crimen organizado y lavan dinero para los cárteles, en el expediente 𝘊𝘕𝘏𝘑-𝘊𝘖𝘓-030/2024 quedó de la siguiente manera:
“Por la presunta comisión de actos que contravienen la normativa interna de este partido político y la vulneración del principio constitucional del deber de lealtad de los militantes, dirigentes, precandidatos y candidatos hacia los demás afiliados o militantes del mismo partido”, así de rimbombante lo llamaron.
Después de admitir la queja del empleado de Parra Barragán, la misma CNHJ emitió medidas cautelares para la presidenta de Manzanillo:
Se ordena a la C. Griselda Martínez se abstenga de realizar declaraciones en contra de otros miembros de MORENA.
Se ordena a la C. Griselda Martínez Martínez se abstenga de emitir declaraciones falsas o carentes de sustento probatorio relacionadas con el proceso de selección de candidaturas.
Ni una ni otra obedeció: Griselda Martínez, al siguiente día de responder la notificación que le hicieron sobre la denuncia en su contra, convocó a una rueda de prensa en la Ciudad de México, donde se llevó todo pagado a medios afines y a empleados a repetir los nexos del crimen organizado con la gobernadora y empresarios del ramo de la construcción.
Parte de la personalidad de Griselda Martínez es su proclividad a mentir constantemente; de ahí que su palabra ya no tenga la credibilidad que alguna vez tuvo.
Y es que, como sucedió hace algunos años, la presidenta municipal mintió descaradamente ante los medios de comunicación sobre los señalamientos que hizo sobre la relación de MORENA con los cárteles de la droga.
Después de que todos los medios retomaron sus acusaciones, haciéndole la campaña a la oposición, resulta que Griselda Martínez no dijo nada acerca de las relaciones de miembros de MORENA con el crimen organizado.
Para su mala suerte, sin embargo, existen los videos que prueban sus aseveraciones, en donde claramente señala que hay gente del Cártel de Sinaloa en la campaña y actos de Claudia Sheinbuam.
La candidata a la presidencia de la República, ya con toda la información en su poder, ni siquiera le ha respondido los mensajes que le ha dejado la presidenta municipal; con ello queda perfectamente claro que en este pleito está del lado de Mario Delgado Carrillo y los demás miembros de MORENA que fueron acusados por ella de tener nexos con el crimen organizado.
Mención aparte merece la inclusión de una columna OPINIÓN EXPRESS en la denuncia contra Griselda Martínez, en donde se enumeran todos los conflictos que ha tenido la presidenta de Manzanillo con la gobernadora, con el fiscal del Estado, con los diputados de MORENA del Congreso del Estado y con los regidores de su propio partido en el ayuntamiento de Manzanillo.
Se entiende, pues, que hayan puesto esa columna del 6 de enero del 2023, porque el objetivo del denunciante es dejar de manifiesto que los pleitos con la mandataria no vienen de ahora, cuando salió a hacer acusaciones sin fundamento, sino de años atrás, lo que reforzará la versión de que es ella, Griselda Martínez, la del problema, no los demás.
Aunque resulta un tanto curioso que utilicen nuestros textos para sus pleitos internos.