POR Luis Fernando Moreno Mayoral
Aunque hay algunas campañas sobre convenios y logros que se promueven a través de los medios de comunicación, en el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) continúa la pésima atención del personal y de los especialistas, amén del desabasto de medicamentos y citas a meses de distancia.
Ni siquiera se sabía que la nueva delegada del IMSS en Colima se llama Fátima Borrego Pérez.
Así de invisible es su oficina de comunicación social.
A la señora Fátima Borrego Pérez, ahora que se sabe que es la encargada de la operación del IMSS en la entidad, le debe quedar claro que vino a trabajar y no a vacacionar.
Aunque piense que por el cambio del gobierno federal no se tiene que hacer nada en las clínicas de la institución, lo cierto, sin embargo, es que es el momento más oportuno para manejar una situación de crisis de salud como la que vivimos en Colima y en todo el país.
Las clínicas del Instituto Mexicano del Seguro Social, como la número 11, ubicada en San Fernando, Colima, carecen de personal para atender; no dan citas porque los doctores familiares pidieron vacaciones y no hay quien los supla y la mayoría de los medicamentos no están en las farmacias de la institución.
En la clínica número 1, en el municipio de Villa de Álvarez, no aceptan los oficios de los doctores familiares para hacer estudios y análisis; esto conlleva más pérdida de tiempo para los pacientes que tienen alguna condición o afectación de salud que requiere atención inmediata.
Y como en las clínicas no dan citas sino hasta meses después, si una persona necesita un estudio para determinar qué es lo que tiene entonces tendrá que encomendarse a todos sus santos para que no sea nada grave, dado de que, en los meses entre que autorizan un estudio y los realizan, puede caer en coma o morirse.
A las autoridades del IMSS en Colima, sin embargo, eso es lo que menos les importa.
Ellos se escudan en que, como no hay insumos o el equipo necesario para los estudios o las cirugías, no pueden hacer más al respecto; dejan a la deriva a los pacientes que, por la negligencia de los directivos de las clínicas del IMSS, bien pueden perder alguna extremidad o de plano la vida.
No podía faltar, en la clínica número 1 del IMSS, los prepotentes e ignorantes elementos de seguridad privada, de la empresa HIDALGO VIGUERAS CONSULTORES, S.A de C.V (HIVICO), que parecen tener la consigna de tratar mal a los pacientes y a sus familiares, obstaculizar ver a un enfermo y llegar a las agresiones verbales y físicas sin que autoridad alguna haga algo al respecto.
Fátima Borrego Pérez no tiene que esperar a que la nueva presidenta de la República tome posesión y le canalice los recursos para ponerse a trabajar; es cuestión de que le lea la cartilla a su personal y se enfoquen en la atención inmediata a los pacientes y gestione los recursos necesarios para la reparación de los aires acondicionados y las máquinas para realizar estudios y análisis.
El IMSS en Colima tiene un sistema de salud peor que los países más pobres del mundo.
Nada que ver con Dinamarca.