POR Jorge Octavio González
Para alguien que ha demostrado no tener talento para manejar conflictos al interior de la Universidad de Colima, como Christian Torres Ortiz Zermeño, no resulta sorprendente que haya ofrecido a Leonardo César Gutiérrez Chávez la friolera de 64 mil pesos por 31 años de trabajo al frente de la institución educativa.
Pero no sólo eso: la miserable cifra iba acompañada de otra petición, que es la de no tener derecho a la pensión del Fondo Social de Apoyo al Pensionado, FOSAP.
La respuesta del ex dirigente del Sindicato Único de Trabajadores de la Universidad de Colima, SUTUC, fue contundente y clara: “Mi postura es FIRME: Los $64,000.00 que lo hagan ROLLITO y se lo acomoden. Buen provecho y felices fiestas decembrinas”, señaló el pasado 16 de diciembre del 2023 tras dar a conocer este ofrecimiento del rector a través de la Junta Accidental de Conciliación y Arbitraje.
Y por si no le era suficiente el desprecio con el que rechazó su generosa oferta por 31 años de trabajo, Leonardo Gutiérrez Chávez dijo, días después, lo siguiente: “El rector Christian Jorge Torres Ortiz Zermeño, no es Honesto. Es Corrupto y RATA”.
¿Ya le quedó claro, señor rector?
En el #RelatoXpress del lunes pasado, donde se dio a conocer esta información, en los comentarios de algunos grupos de WhatsApp señalaron que a una persona la tuvieron que liquidar con 50 mil pesos por 5 años de trabajo, por lo que los 64 mil por 31 años en la Universidad de Colima, con los que el rector Torres Ortiz pretendía zanjar el conflicto laboral por el despido injustificado, era peor que una mentada de madre.
Si por 5 años a una persona la liquidaron con 50 mil pesos, en qué cabeza cabe que alguien con 31 años, en la Universidad de Colima, iba a recibir con agradecimiento 64 mil pesos. Sólo a un imbécil como el rector.
Pero así es como el rector de la casa de estudios colimense ve a los que por décadas lucharon y forjaron a estudiantes: sin ningún valor. Sí: sin reconocimiento alguno a las aportaciones que se hicieron en el pasado.
No importa que se trate de un adversario de los directivos de la Universidad de Colima; habría sido un gesto de humildad y generosidad haber estado a la altura y darle la liquidación correspondiente, con el derecho a la pensión, si es que no querían reinstalarlo para no tenerlo en el corazón de la institución planeando un nuevo conflicto estudiantil.
Eso, sin embargo, es lo que no tiene ni tendrá el rector Christian Torres Ortiz Zermeño: humildad y generosidad.
Un sujeto no honesto, corrupto y rata, como bien lo describe el ex líder del SUTUC, no puede apreciar el verdadero valor de los que integran la comunidad universitaria porque él mismo no vale nada ni tiene la legitimidad ni el talento para estar al frente de la Universidad de Colima.
La actual es una de las peores etapas de quienes conforman la inmensa familia universitaria; aunque no se atreven a cuestionar de manera pública las irregularidades y actos de corrupción, eso no significa que no estén conscientes de lo que sucede y que están felices con esa situación.
Sólo esperan que llegue el momento de elegir a un nuevo rector para mandar al bote de la basura a Christian Torres Ortiz Zermeño e impedirle que se reelija, como está en sus planes.
Y así, sin hacer ruido, ejerciendo su derecho a elegir a quien mejor los represente, en el Consejo de la Universidad de Colima le darán una patada en el trasero a un rector que no puede presumir ningún avance ni reconocimiento de la institución.
La buena noticia es que ya le queda menos al frente de la U de C.