La miseria humana de Armando Reyna e Indira

POR Jorge Octavio González

Como si los cargos públicos no tuvieran que ser encabezados por gente honorable y digna, en el Congreso del Estado de Colima regresaron como coordinador de la bancada de Movimiento de Regeneración Nacional y presidente de la Junta de Gobierno y Coordinación Política al impresentable Armando Reyna Magaña, después de haberse separado para enfrentar el delito cometido por su júnior que, por cierto, gozó de todos los privilegios del mini fiscal Bryant Alejandro García Ramírez.

Y es que, como se recordará, el imberbe hijo del legislador provocó un accidente en la carretera de Tecomán que tuvo como consecuencia la muerte del señor Carlos Castillo; aquí se abordó cómo fue que modificaron la escena del lugar de los hechos y cómo el júnior, alcoholizado y quizá con algunas otras sustancias en su cuerpo, huyó cual vil cobarde que es ante la complacencia de los elementos de tránsito y vialidad del ayuntamiento tecomense.

Seguro de la inocencia de su hijo, Armando Reyna se separó de los cargos antes mencionados para atender la denuncia por homicidio culposo, asunto que, después de presiones a la viuda y de órdenes a la Fiscalía General del Estado de Colima de parte de la gobernadora Indira Vizcaíno, se pretendió concluir con la culpabilidad del muerto. Así de ruin.

El abogado de la viuda, sin embargo, en una audiencia de Tutela de Derechos llevada a cabo el pasado 15 de septiembre logró tumbar la resolución de la Fiscalía General del Estado, que hizo el ingeniero adscrito a Servicios Periciales, en donde el dictamen de causalidad culpaba al señor Carlos Castillo de su propia muerte, exculpando al júnior alcoholizado.

El juez de control declaró nulo el dictamen de la FGE “por existir violaciones flagrantes a la Constitución por parte de la Fiscalía General del Estado, al violar el derecho humano, ya que desde la denuncia nunca contó con un asesor jurídico la viuda”, por lo que el procedimiento debió hacerse de nueva cuenta sin vicios ni trampas.

Nada se supo después de ese triunfo de la viuda Alexa González en la Tutela de Derechos; sin embargo, el regreso de Armando Reyna a presidir el Poder Legislativo y coordinar a la bancada que le rinde pleitesía a Indira Vizcaíno da a entender que el asunto de su hijo ya quedó zanjado y quedó libre de toda culpa.

Si bien es cierto Isamar Ramírez nunca estuvo a la altura para coordinar a los diputados de MORENA y presidir la JUCOPO del Congreso del Estado, eso no significaba que tendría que regresar un sujeto que presionó y amenazó todo lo que pudo para que las autoridades competentes favorecieran a su júnior del delito que le costó la vida a un señor honrado que sólo estaba trabajando para ganarse la vida.

Pésimo mensaje, desde luego, de la gobernadora el regresar a Reyna Magaña como el pastor de las ovejas de MORENA; se vio indolente, fría, calculadora y una sinvergüenza sin corazón que prefirió devolverle el cargo al legislador y darle la espalda a una víctima que se quedó sin el apoyo y soporte que era su esposo.

Además de que demostró una vez más que no es feminista, pues quitó a Isamar Ramírez para imponer a Armando Reyna al frente del Congreso del Estado, Indira Vizcaíno exhibió su miseria humana y poca calidad como persona al ordenar a su ahijado Bryant García Ramírez, según la Secretaría de la Defensa Nacional “poco confiable” por sus nexos con el Cártel Jalisco Nueva Generación, favorecer al hijo del diputado y condenar a una víctima a vivir sin su respaldo económico y moral.

La calidad de los representantes de MORENA en el Congreso del Estado, que son sólo los empleados de la gobernadora Indira Vizcaíno, es pésima y lamentable; cada uno de los legisladores que pertenece a esa bancada, incluyendo a sus aliados, debe ser repudiado por toda la sociedad por comportarse como unos rufianes y miserables que se protegen entre ellos, dándoles la espalda a quien los puso ahí: la gente.

Y como siempre, la autoridad nada ha informado acerca de la denuncia de la señora Alexa González, viuda del señor Carlos Castillo, en contra del júnior que un mal día se alcoholizó y, por manejar a exceso de velocidad, provocó un accidente en donde murió una persona.

Su castigo será que toda su vida lo recordará y no lo dejará vivir tranquilo.