POR Bibiano Moreno Montes de Oca
Dos temas reclaman atención inmediata en esta columna de culto: los afanes depredadores de la contralora del Ayuntamiento de Villa de Álvarez, así como el corte del servicio de agua en la zona conurbada Colima-VA, gracias a la desvergüenza del indirato y sus cuatroteros de quinta que no le cumplieron a la comunidad indígena de Zacualpan. Corre comercial.
1.—Pasan los tiempos y el comportamiento de ciertos personajes sigue siendo el mismo de antaño, cuando los jefes hacían lo que querían con sus empleados sin que su forma de ser tuviera consecuencias. Pienso en la dura etapa del porfiriato para los trabajadores acasillados que no tenían voz ni voto por la ausencia total de instituciones que los defendieran. No a tales extremos, pero en el Ayuntamiento de Villa de Álvarez los trabajadores de confianza tienen que soportar el maltrato y las humillaciones por parte de una funcionaria que actúa con el consentimiento de su patrona Esther Tey Gutiérrez, presidenta municipal de VA.
La funcionaria de referencia es Gregoria Farías Vaca, a cargo de la Contraloría Municipal del Ayuntamiento de VA, quien no se limita a sus funciones legales que le fueron conferidas, sino que abusa de su poder para inmiscuirse en otras áreas de la administración municipal que no le corresponden; por ejemplo, la Oficialía Mayor, que es la que tiene injerencia directa sobre la oficina de Recursos Humanos, pero en la que la Goya Farías se ha tomado la libertad de despedir a personal de confianza por sus puras pistolas, obviamente con la complacencia de doña Tey Gutiérrez.
Lo curioso del asunto es que la Goya Farías se ensaña especialmente con los que son funcionarios o empleados de confianza de extracción panista, cuando es claro que el PRI no obtuvo en solitario esa posición y como si no existiera una alianza de las siglas del PRI, del PAN y del PRD. Lo cierto es que parece que olvidaron la contralora y su jefa política que tuvieron la ayuda del panismo para obtener el poder. Extraña, pues, que ahora dinamitan cualquier posibilidad de acuerdo de unidad para llegar a los comicios del 2024, pues la Tey Gutiérrez busca conseguir la reelección en el cargo sin ayuda de nadie, cuando es obvio que jamás lo logrará si pretende hacerlo por su cuenta y riesgo.
La actitud hostil hacia el personal de confianza (cuidando de no meterse con el sindicalizado, pues saben que Teresa Guzmán es de armas tomar) ha causado que algunos trabajadores acudieran ante la Comisión de Derechos Humanos del Estado de Colima, pues a ese grado persecutorio llegó la contralora municipal sin justificación alguna. Es hora que la dirigencia estatal del PAN exija respeto y seriedad a las autoridades villalvarenses, pues la actitud de la Goya Farías parece ser el anuncio de una ruptura definitiva, algo en lo que los priistas tienen mucho más que perder. En todo caso, ¿qué hace el líder estatal del PRI, Arnoldo Tony Soprano Ochoa González?
2.—Mientras los usaron para sus fines políticos, como romper las sesiones en el Congreso del Estado, mostrar músculo en mitines y asambleas, así como acudir a las urnas –en calidad de acarreados— para votar a favor de Morena, buena parte de la comunidad indígena de Zacualpan fue premiada con dádivas por parte de Indira Vizcaíno Silva y Vladimir Parra Barragán: la una, como súper delegada de Bienestar en Colima; el otro, como diputado presidente de la entonces Comisión de Gobierno Interno de la LIX Legislatura local.
No hay que olvidar que el programa Jóvenes construyendo el futuro, manejado por la súper delegación federal a cargo de la ex presidenta municipal de Cuauhtémoc, fue esquilmado con la complicidad de Vladimir Parra, según denuncia del diputado Carlos César Farías Ramos. El caso es que el par de vividores (Indira y Vladimir) echaron mano de gente y de recursos para lograr sus fines. Al final de cuentas, cuando lograron sus propósitos, pasó lo de siempre: se olvidaron de los suyos, a pesar de haberlos usado con fines electoreros, lo que al menos supondría que eran de todas sus confianzas. No fue así: a los de Zacualpan los utilizaron, así como lo hicieron con otros a los que tampoco les han cumplido.
El problema, sin embargo, no es que el indirato no le cumpla a sus seguidores en la citada comunidad indígena (ya vemos que no le ha cumplido a nadie), sino que por su irresponsabilidad e insensibilidad ahora toda una población de más de 300 mil almas estamos pagando las consecuencias por culpa de unos ineptos, inútiles y buenos para nada como la Indi y Vladimir, que ni siquiera habían recibido a la gente que buscaba exponerles el problema de la falta de algo tan elemental como una clínica, situación que se vino a agravar por culpa del sismo del 19 de septiembre pasado, que inutilizó por completo ese espacio tan necesario para la salud de la población.
La incompetencia del indirato y su chiquigabinete de vacilada es tal, que a pesar de que con buen tiempo se anunció lo que iba a suceder, no fueron capaces de hacer algo antes, sabedores en el gobierno estatal que los de Zacualpan sí cumplirían su amenaza de cerrar la llave que abastece de agua a las ciudades de Colima y Villa de Álvarez. Alguien más consciente, por si las dudas, enviaría las fuerzas públicas a resguardar el lugar en el que está el control para el abasto de agua en la comunidad comalteca, esgrimiendo razones de resguardo de un bien público, con lo cual se hubiera evitado que los indígenas se posesionaran de las instalaciones, La bronca es que, ya posesionados, sería una tragedia tratar de sacarlos de ahí por la fuerza.
Por la tarde, antes de redactar mi columna, el agua volvió a mi domicilio (por los rumbos del Mercado Obregón), por lo que innecesariamente tuvimos que pasar (mi esposa, mis hijos y yo), igual que miles de colimenses, por esta escasez, pues a la Ciapacov no le debo ni el saludo, pero ya vemos cómo pagan sus directivos; para empezar, Vladimir Parra y la jefa del consejo de administración del organismo de marras, la Gobernadora Altozano. Ya saben lo que se les desea a ambos.