POR Jorge Octavio González
Algunos analistas dicen que, si de verdad Joaquín Guzmán López traicionó a Ismael Zambada García para llevarlo a los Estados Unidos, en ese mismo momento se habría desatado una guerra entre las dos facciones más importantes y sanguinarias del Cártel de Sinaloa.
¿Y quién dijo que eso no sucederá?
Una declaración de guerra de grandes dimensiones, como la que puede significar el enfrentamiento entre los grupos de El Mayo Zambada y el hijo de El Chapo Guzmán, requiere planeación, inteligencia y, sobre todo, mucha disciplina y estrategia.
Soltar el arsenal hacia los territorios del enemigo sería, además de una masacre de grandes proporciones, una reverenda estupidez; los grandes capos no llegaron hasta donde están echando balazos todos los días a sus enemigos, sino con estrategia y contactos con las autoridades de todos los niveles.
Una guerra en estos momentos, que generaría cientos y miles de inocentes muertos, no le conviene ni siquiera a los mismos cárteles de la droga.
Tan cierta es la versión que el hijo de Joaquín Guzmán Loera colaboró con las autoridades de los Estados Unidos para detener a El Mayo Zambada que su propio abogado, Frank Pérez, ha estado recorriendo medios de México y de USA para reiterar cuantas veces sea necesario que su representante fue engañado para abordar el avión que lo llevaría al país del norte.
Qué más pruebas quieren que las declaraciones del propio abogado de Ismael El Mayo Zambada.
¿Y la guerra que todos pronostican?
Como dijimos líneas arriba, eso no se organiza de un día para otro; requiere de semanas y hasta meses de planeación e inteligencia para saber dónde atacar y, en especial, tener éxito.
Por ahora todo lo que tiene que ver con su situación legal en Estados Unidos es lo que ocupa y preocupa a Ismael Zambada; una vez que sepa su realidad y las posibilidades que tiene de negociar una cooperación con ellos a cambio de privilegios, entonces podemos hablar de una guerra entre las dos facciones del Cártel de Sinaloa en México.
Es posible que eso suceda, incluso, cuando haya fenecido el gobierno de Andrés Manuel López Obrador; ya le tocará a Claudia Sheinbaum lidiar con el enfrentamiento de dos grupos de un mismo cártel que, sin embargo, tienen en El Mayo y Los Chapitos a los más sanguinarios y crueles narcotraficantes de todo el país y el mundo entero.
A ver cómo van a responder desde las instituciones a la masacre que se viene.
Mientras tanto, no queda más que entretenernos con esta nueva narco-novela, digna del propagandista Epigmenio Ibarra, que tendrá a más de un político del presente y del pasado nerviosos por ver en qué momento son señalados por los narcos que están hoy por hoy arraigados en los Estados Unidos.
Esto apenas empieza.