La estadística es culpar

POR José Luis Santana Ochoa

El Secretario de la Marina Armada de México, almirante José Rafael Ojeda Durán, culpa a la estadística base cien mil de que el estado de Colima sea líder nacional en prácticamente todos los delitos habidos y por haber como robo a casa habitación, violencia familiar, homicidio doloso, feminicidios, secuestro, narcomenudeo y violación.

“Quiero hacer aquí una cuestión en lo que se refiere al número de habitantes en el estado que influye mucho en las estadísticas, que muchas veces pone a Colima en un primer lugar, además de eso, Colima tiene el puerto más importante del país, donde existe mucha importación y exportación y desde luego eso atrae a la delincuencia, que también por ese tema Colima aparece siempre en unos primeros lugares, pero no es porque Colima esté muy complicado, simple y sencillamente el número de habitantes hace que se vea de esta manera”, pontificó Ojeda Durán desde el púlpito mañanero instalado en la sede de Décima Zona Naval en Manzanillo, en vano intento de apoyar a Indira Vizcaíno Silva que ocupa el lugar número 31 del ranking mensual de aprobación del desempeño de gobernadores de la empresa Consulta Mitoufsky.

El Almirante jura y perjura que si Colima “se encuentra en primer lugar en varios delitos en el ámbito nacional, esto se debe a que la estadística se hace por cada 100 mil habitantes, y esta entidad tiene aproximadamente 730 mil habitantes, lo que eleva los números en comparación a otros estados de la República”, pero sería lo mismo si el indicador de criminalidad fuera por cada 10, 000 ó 50,000 habitantes o kilómetros cuadrados de superficie, en tanto todas las entidades del país sean medidas con igual rasero.

Quizá la pretensión del Almirante sea que, para que Colima con sus 750 mil habitantes aparezca en los últimos lugares de los estragos de la violencia, la estadística delictiva reporte solamente números absolutos y no relativos; es decir, sin relacionarlos a los tamaños de las poblaciones de las entidades federativas ni a su extensión territorial.

Pero cambiar la base del cálculo de las víctimas del delito en nada ayuda a mejorar la percepción ciudadana sobre la inoperancia de las instituciones responsables de garantizarle a la población los mínimos de seguridad necesarios para vivir en paz y desarrollar sus actividades de manera armónica y productiva.

El método de cálculo estadístico no es el problema, tampoco el tamaño poblacional del estado, pues si así fuera bastaría con cambiar al primero e incrementar el número de habitantes. Así, el Puerto de Manzanillo que desde hace tiempo ya maneja a placer precisamente la Secretaría de Marina Armada de México que no ha podido ahuyentar a la delincuencia atraída por la “mucha importación y exportación”, sería el gran causante de la violencia e inseguridad imperantes en el estado

Pretextos y más pretextos, justificaciones y más justificaciones, en lugar de reconocer que simple y llanamente el Gobierno de la Cuarta Transformación no pela un chango a nalgadas, manifiesta incompetencia cuyo origen ya no puede endilgarles a los gobiernos conservadores y neoliberales que lo antecedieron.

Tras la sesuda conclusión a la que llegó el Secretario de la Armada de México, Almirante José Rafael Ojeda Durán, la estadística es la culpable de que los colimenses perciban su entorno como altamente peligroso para la seguridad de sus vidas y pertenencias, pero “no es porque Colima esté muy complicado, simple y sencillamente el número de habitantes hace que se vea de esta manera”.

EL ACABO

 “Pero es importante que se enteren en todo el país. La gobernadora de Colima fue amenazada. Y resistió. Y aquí está, protegida por nosotros y por el pueblo. Y no se escondió. Es una mujer con cabeza, corazón y carácter. Tiene las tres C que se requieren para estos menesteres. La vamos a seguir apoyando, ayudando en todo”, informó el presidente de la República en su reciente visita al puerto de Manzanillo.

 Lástima que los colimenses de a pie no gocen de la misma protección, apoyo y ayuda presidenciales, ante el embate de los delincuentes que también son seres humanos.