POR Bibiano Moreno Montes de Oca
Este martes se cumplió el primer año desde que asumió el poder la Gobernadora Altozano, pero es hora que no hay resultados; por el contrario, los problemas ya existentes se agravaron a grados nunca vistos, como el de la violencia que llegó a Colima de la mano del indirato. En este primer año de los Vizcaíno, padre e hija, por primera vez en la historia local no ha rendido aún su informe de gobierno la titular del Ejecutivo, como una forma más de hacer creer que es diferente a los que la precedieron en el cargo.
El breve mensaje enviado a los colimenses, a través de sus redes sociales y los medios que tiene a su disposición, a propósito de su primer año de gobierno (asumió el cargo el primero de noviembre de 2021), sin que a la fecha haya rendido un informe al pueblo acerca de los logros y las transformaciones que ha llevado a cabo en estos 365 infaustos días, suena a burla sangrienta de alguien que no se toma nada en serio y no transmite ninguna empatía para con los que han perdido a familiares en la sanguinaria lucha que se libra en las calles de la entidad a plena luz del día.
El mensaje-burla de Indira Vizcaíno Silva no puede ser más cínico cuando dice más fresca que una lechuga: “Pasar de un gobierno de unos cuantos (los mismos de siempre) a un gobierno del pueblo y para el pueblo, ha estado lleno de retos, pero con la confianza de la gente estamos avanzando en una transformación profunda del estado. Los objetivos son claros: gastar menos en el gobierno para invertir más en la gente; y gobernar cerca de la gente y sus necesidades”.
Dejada de lado su regular sintaxis y redacción, que evidentemente no es suya (la propia es un asco), la Indi miente como respira, pues ni por equivocación es el suyo “un gobierno del pueblo y para el pueblo”; más bien es un gobierno de ella, de su padre y de sus amigas, que es algo muy distinto a que sea el pueblo, que mayoritariamente le echa en cara su cinismo y desvergüenza, la ofende, se burla de ella y le exige que deje el cargo y se largue a su casa, como nunca antes se lo dijeron a otros gobernantes que también fueron pésimos, pero no a los extremos a los que ha llegado el indirato y su chiquigabinete de vacilada.
En este sentido, es falso que haya esa confianza que dice tener su gobierno del pueblo, pues no se ha avanzado en nada ni ha habido transformación alguna; al contrario, se ha retrocedido escandalosamente en todos los rubros: cultura, salud, economía, educación y, sobre todo, la cereza del pastel: la violencia desmesurada que no se veía en Colima en, por lo menos, un siglo. Y eso de que “gastan menos en el gobierno para invertir más en la gente” es peor que mentada de madre: si algo caracteriza a los cuatroteros es su voracidad y su ambición que los ha hecho, cual aves de rapiña, irse encima del dinero que tienen a la mano.
En el indirato, especialmente en el chiquigabinete de vacilada, muy pronto se les ha olvidado que pretendieron autorizarse un incremento salarial de entre el 40 y el 70 por ciento para una veintena de funcionarios de primer nivel, encabezados por Indira Vizcaíno. Transas y centaveros a morir, el lema de los cuatroteros es el de: “primero los sobres”, como bien lo ha demostrado el farsante inquilino de Palacio Nacional, conocido globalmente como El Rey del Cash. Los de Colima no se quieren quedar atrás, de ahí que sólo ofrecen a sus trabajadores sindicalizados un miserable tres por ciento de aumento.
En virtud de que esta columna de culto se refiere a los Vizcaíno (en plural), el viejo Arnoldo Vizcaíno Rodríguez, gobernador de facto de Colima, reclama participar en el debate. Al cliente lo que pida. Bueno, es imposible dejar pasar la oportunidad de referirme a la declaración del cacique arrocero de Buenavista, que se tomó muy a pecho eso de sentirse muy salsa en todo, como sus paleros del grupo Experiencia y Sabiduría, pues quiere abordar todos los temas como si fuera una eminencia. El meme es muy certero: si siempre has sido un pendejo, el paso de los años no significa que se te haya quitado, sino que ahora eres viejo y pendejo.
El caso es que acusar a los defraudados por la empresa Axe Capital de ser unos avariciosos es el summum de la ignorancia: finge este patán que la ley permite que se establezca un compromiso entre dos partes, donde se supone que actúan de buena fe, de manera que si uno no cumple lo acordado debe ser sancionado por la autoridad competente. En la retorcida visión del que se define “luchador social”, el Estado de Derecho es letra muerta y, por tanto, que los defraudados se rasquen con sus uñas y que no se anden quejando. Eso es lo que quiere decir este miserable ambicioso –y avaricioso— que ejerce el poder sin haber sido votado por nadie, pero que abusa de la inútil de su hija.
En fin: llevamos un año podrido –y perdido— por culpa del indirato. Ni hablar: los Vizcaíno son un peligro para Colima.