POR José Luis Santana Ochoa
Así calificó “la mejor presidenta del mundo”, Claudia Sheinbaum Pardo, el evento de la elección judicial del domingo 1 de junio de 2025, porque, según sus cálculos, “votaron 13 millones de mexicanos, lo doble de los que participaron en la elección para enjuiciar a expresidentes. Por supuesto es un éxito la elección. La gente salió a votar libremente y decidió por quién votar”, no importa que haya habido más votos anulables que válidos, ni que el 70% de los votantes fueran clientela cautiva de los programas sociales de su gobierno, mucho menos que de arriba y adelante les haya ordenado, acordeones en mano, por quiénes votar, amén de extorsiones y acarreos. ¡Todo rechinando de limpio!
Es muy complicado entender la mentalidad y el comportamiento electoral del pueblo bueno y sabio de México que en las elecciones presidenciales del domingo 2 de junio 2024 le dieron a Sheinbaum Pardo 33 millones de votos y le aprueban su desempeño con un inflado 85% de calificación, pero a la hora de la verdad, según sus propias cuentas alegres, solamente hayan votado máximo 13 millones en su tan publicitada elección judicial. Algo falló, quizá la ausencia de los otrora poderosos grupos que graciosamente le echaron la mano a MORENA en las elecciones de 2018, 2021 y 2024, y que ahora no pueden ni con sus propios problemas, mucho menos ayudarles a sus amigos.
Según la presidente del Consejo General del I NE, Guadalupe Taddei Zavala, la elección judicial es “un nuevo hito democrático para las democracias modernas”, alabando de paso su bordón al presumir que superó todos los “desafíos inéditos” del proceso, celebrando a rabiar que “México ha asumido el reto de democratizar su sistema de justicia como reflejo de una democracia que evoluciona”. ¡No pos’ sí! Nomás porque ella lo dice hay que creerle.
El discurso autocomplaciente de la Taddei fue secundado por sus incondicionales compañeros consejeros Jorge Montaño Ventura (“hoy es un día fundamental para la democracia, en el que México vive un ejercicio cívico de la mayor relevancia en la línea de Benito Juárez y de José María Pino Suárez); y Rita Bell López Vences ( “este domingo marca un antes y un después en nuestra historia democrática como reflejo de un examen profundo de madurez democrática”).
En el campo de los consejeros discordantes, para Luis Arturo Castillo Velasco “ la elección se organizó en un contexto sumamente adverso, sin el dinero requerido por esta institución, sin tiempo y en un entorno político complejo, en condiciones adversas causadas por los tres poderes de la Unión”, conminándolos a “no tomar a la ligera las reformas constitucionales desoyendo la opinión experta de quienes están a cargo de hacerlo, pues se trata de decisiones que afectarán por décadas la vida de más de 100 millones de mexicanas y mexicanos”.
Para la consejera Beatriz Claudia Zavala Pérez, “la reforma constitucional estuvo bastante imprecisa, con lagunas e inconsistencias, y tuvo que ser implementada de manera apresurada”, pronunciándose de paso contra “el actuar faccioso de distintos grupos de poder o de interés que pretenden usar la ley, al INE e incluso a la ciudadanía para inducir mayorías predeterminadas con el fin de imponer integraciones que convengan a sus intereses”. Y así en el mismo tono otros dos o tres consejeros discordantes más.
El ACABO
La ineficacia como promotores de la elección judicial del Gobierno Federal 4T-II, de sus senadores, diputados federales y locales, gobernadores de los estados y alcaldes, y de las estructuras organizacionales morenistas- verde ecologistas- petistas, más la inoperante organización dizque civil “Construyendo Justicia”, quedó claramente evidenciada el domingo 2 de junio de 2025, igual que la del colaboracionista gobernador emecista de Nuevo León, Samuel Alejandro García Sepúlveda.
En el nuevo Poder Judicial que ha surgido de las elecciones “inéditas, impresionantes, maravillosas, democráticas” del domingo 1 de junio de 2025, la corrupción imperante en la impartición de justicia desaparecerá en todo el país como por arte de encantamiento, tal y cual sucedió desde hace casi siete años en los tres niveles de los gobiernos de la 4T, el Congreso de la Unión y los congresos locales donde imperan Morena y sus aliados que no roban, no mienten ni traicionan.