POR Jorge Octavio González
Un mal chiste el que dijo ayer la gobernadora Indira Vizcaíno: dio a conocer que firmó la declaratoria Reto: anticipando riesgos de corrupción (sic) con el representante de México del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo.
Así de pomposo y rimbombante el nombre de este mamotreto; incuso abundó que “es una herramienta para combatir la corrupción y diseñar mecanismos para prevenirla”.
Todo bien en el papel; en los hechos está el problema. Indira Vizcaíno es la menos indicada para hablar acerca del combate a la corrupción, no sólo porque no la ha combatido sino, sobre todo, porque la ha fomentado y ha sido parte de ese entramado de irregularidades en su administración.
Apenas esta semana, en PXPress publicamos una serie de contratos que el gobierno del Estado le dio a Victoria López Macías, amiga de la mandataria desde que era presidenta municipal de Cuauhtémoc, pero lo más lamentable: siendo presidenta del Consejo de la Asociación de Industriales del Vestir de Colima, que tendría que velar por los intereses de las empresas textiles, en lugar de conseguir contratos para sus agremiados se las consiguió para su empresa Uniformes Vicky.
Casi 60 millones de pesos ha recibido la señora para la adquisición y distribución de uniformes escolares de preescolar, primaria y secundaria de las escuelas públicas del Estado, que forma parte del programa emblema del sexenio llamada Coli-Becas.
¿Cómo pretende combatir la corrupción en su gobierno si, como se demostró en el reportaje de esta semana, quedó perfectamente claro que dos contratos al hilo se le otorgó a una amiga y proveedora de Indira cuando era presidenta municipal en el trienio 2012-2015?
Cómo combatiría la corrupción si designó como encargado de la Ciapacov a Vladimir Parra, sin contar con los requisitos de ley para ser el titular, pero que, cual tramposo y corrupto abogado, en el gobierno encontraron una laguna legal en la que los meses que estuvo de encargado se pudieron contar como experiencia en el tema de aguas y, por tanto, ya podría ser nombrado director general.
En serio cree Indira Vizcaíno que puede combatir la corrupción si le ha entregado millones en contratos a Adriana Julieta Aguirre Pérez en giros que no son de su área de trabajo, y que, además, fue sancionada por corrupta y obligada a pagar más de un millón de pesos por irregularidades que detectó el Osafig y que el Congreso del Estado avaló.
Indira Vizcaíno no puede hablar de combatir y prevenir la corrupción si permitió que un diputado de su partido, Armando Reyna, simulara separarse de su cargo para enfrentar una denuncia que sólo sirvió para que utilizara a la Fiscalía General del Estado de Colima y amenazara a la viuda de un taxista luego de que su hijo, un júnior alcoholizado, manejando a exceso de velocidad y dañado por otro tipo de sustancias, provocara un accidente que desencadenó en su muerte.
¿Indira Vizcaíno cree que la gente es tonta? ¿En serio cree que la sociedad colimense le cree todo lo que dice? Si ni siquiera le creyeron su narrativa sobre la crisis de medios que significó el derrame de químicos tóxicos en el puerto de Manzanillo, donde al culpable, la empresa Timsa, la defendieron a capa y espada desde el gobierno del Estado, a través de Rosi Bayardo, y la corrupta ASIPONA.
Indira Vizcaíno puede seguir fomentando la corrupción en su gobierno y permitir que sus funcionarios hagan su agosto en todos los rubros de la administración; sin embargo, que no crea que todas estas irregularidades, que al menos se están documentando en estas páginas, no tendrán repercusiones en el mediano plazo.
En el gobierno del Estado y en el Congreso del Estado pueden pervertir la cosa pública y pisotear a los que no forman parte de su selecto círculo; nada más que luego, cuando vengan otros y los traten igual, no se llamen a sorprendidos.
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