POR Luis Fernando Moreno Mayoral
Indira Vizcaíno engañó a los colimenses: dijo ser diferente, pero en los hechos actúa como un priísta recalcitrante.
Las denuncias interpuestas contra políticos del pasado han dado muestra del autoritarismo y sed de venganza de la gobernadora de Colima.
La Comisión de Responsabilidades del Congreso del Estado, a cargo de un sujeto que protegió a un asesino y fue un defensor perruno de José Ignacio Peralta Sánchez en la pasada administración, como lo es Armando Reyna, ha sido utilizada como brazo ejecutor para castigar a los enemigos y absolver a los amigos y aliados.
El primero fue la inhabilitación por 3 años y 6 meses y destitución del cargo contra Héctor Magaña, Felipe Cruz Calvario, Karina Heredia y Perla Luz Vázquez Montes, así como la inhabilitación por 3 años y medio para el resto del Cabildo de Villa de Álvarez del periodo 2018-2021.
Con tal de sacar al diputado priísta del Congreso del Estado, así como lo hicieron con Jorge Luis Preciado en el sexenio de Silverio Cavazos por sus constantes críticas al gobernador, se valieron de la denuncia de un grupo de taxistas que se vieron afectados por los “Lineamientos generales para la expedición de la licencia de prestación de servicio de transporte alternativo en la modalidad de Mototaxi”.
Primer error: el juicio político prescribió porque pasó más de un año desde que la presentaron. Segundo error: Héctor Magaña no estuvo en la sesión donde se aprobaron dichos lineamientos. Tercer error: la Suprema Corte de Justicia de la Nación ordenó al Cabildo dar marcha atrás a lo aprobado; en una sesión posterior, así lo hicieron y la SCJN se dio por satisfecha. Ya no había materia, pero el resentimiento de Indira Vizcaíno era tanto que no le importó pisotear los derechos del legislador.
El segundo fue el juicio político promovido por el Sindicato de Trabajadores al Servicio del Ayuntamiento de Colima en contra de Leoncio Morán Sánchez por no hacer las aportaciones de los trabajadores al IPECOL, así como un terreno que vendió, sumando alrededor de 70 millones de pesos.
Como el ex alcalde de Colima se entregó a la gobernadora y se puso a sus órdenes, le perdonaron el delito cometido en contra de miles de trabajadores que se vieron afectados por los movimientos irregulares que hizo Morán Sánchez con el dinero del Municipio.
Y como amor con amor se paga, se le vio al más feroz crítico de Indira Vizcaíno en la campaña del 2021 en el evento de Claudia Sheinbaum hace dos domingos en Manzanillo, pagando con burlas, desprecio y desilusión de la gente su paso de Movimiento Ciudadano a MORENA.
Y el tercero fue la absolución del Tribunal de Justicia Administrativa del Estado de Colima a Virgilio Mendoza y Gaby Benavides por el uso de la tarjeta de crédito ilimitada que utilizó el ex alcalde de Manzanillo durante su administración y los tres años de la hoy senadora de la República.
La denuncia fue interpuesta cuando inició su periodo Griselda Martínez Martínez y después de obligar al banco a revelar el nombre del propietario del plástico a través de una acción judicial en la Comisión Nacional Bancaria y de Valores.
La presidenta de Manzanillo dijo en su momento que fueron millones de pesos los que se gastaron con esa tarjeta en perjuicio del erario; la propia Martha Zepeda del Toro también lo señaló y dijo que, además de un delito, era un descaro aprobarse una tarjeta para gastos personales con cargo al ayuntamiento de Manzanillo.
No hay, pues, ningún invento ni falsedad en los señalamientos; hay una denuncia que se interpuso y que todavía falta por resolver en la Fiscalía Especializada en Combate a la Corrupción, dependiente de la Fiscalía General del Estado de Colima.
Lo que hicieron en el Tribunal de Justicia Administrativa, donde prevalecen los empleados de Indira Vizcaíno y de Ignacio Peralta (como ese júnior y pésimo abogado Andrés Gerardo García Noriega, que se puso a los pies de la mandataria para seguir torciendo la ley) fue un pacto de impunidad a uno de los aliados de la gobernadora, que está perdonando a todos los impresentables con tal de hacerle creer a Claudia Sheinbuam que son miles y miles los que se están sumando a su proyecto.
Indira Vizcaíno, con estos juicios políticos y denuncias administrativas totalmente favorables a su causa, no hizo nada diferente a sus antecesores en el gobierno del Estado; todos utilizaron las instancias judiciales y de responsabilidades para chantajear, presionar y doblar a los enemigos políticos.
Cierto es que, como Indira es muy limitada para planificar estrategias perversas, hay que adjudicarle a Rogelio Rueda Sánchez, su asesor de cabecera, esta infame manipulación de la justicia para fines aviesos.
Indira no es diferente a los de antes; es peor y más torpe y cínica.