POR Bibiano Moreno Montes de Oca
Cada vez que amlo viene a Colima nos deja como recuerdo inolvidable alguna de sus cretinadas que provoca diario y a la menor provocación, mismas que han sido conocidas urbit et orbit. La de este miércoles, previo al informe de la Gobernadora Altozano en el Congreso local, no tiene desperdicio por la gran cantidad de perlas que harían las delicias de mi admirado Nikito Nipongo. Cito textualmente al vejete charlatán (respetando sus prolongadas pausas), acompañado con un solo de maracas a cargo del Niño Trinito Tolueno:
“Pero es importante que se enteren en todo el país… La gobernadora de Colima fue amenazada… Y resistió… Y aquí está, protegida por nosotros y por el pueblo… Y no se escondió… Es una mujer con cabeza, corazón y carácter. Tiene las tres C que se requieren para estos menesteres… Y la vamos a seguir apoyando, ayudando en todo”. (Es de destacar que las exasperantes pausas, que se hacen notar con los tres puntos gramaticales, darían tiempo para ir a la playa, regresar y alcanzar a llegar a tiempo cuando el viejo las cierre).
Al inquilino de Palacio Nacional se le ha hecho costumbre mentir sin rubor alguno, por lo que apenas del anterior párrafo, citando una parte de su perorata aventada a los cuatro vientos en su breve estancia por el puerto de Manzanillo, sacaré raja para una columna completa en la que pone como ejemplo de valor civil y carácter a una mujer frívola y banal, e igual de mitómana que el macuspano.
Voy paso a paso en los embustes soltados por amlo: si bien es cierto que Indira Vizcaíno Silva fue amenazada por el crimen organizado, no se aclara que eso fue porque no ha podido o no ha querido cumplir los acuerdos que su patrón tuvo con el crimen organizado no sólo en Colima, sino en todas las entidades federativas de la zona del Pacífico en las que hubo elecciones de gobernador en 2021 (y en las que, ¡sorpresa!, las ganó todas Morena y compinches): las dos Bajas Californias, Sonora, Sinaloa, Nayarit, Michoacán y Guerrero, además de la que dizque gobierna la ex presidenta municipal de Cuauhtémoc.
Aceptando sin conceder que el acuerdo con el crimen organizado fue directamente con amlo, no con la Indi (en el caso de Colima), lo cierto es que el compromiso al que se haya llegado no se cumplió localmente, lo que ha desatado una sangrienta batalla en la pequeña geografía colimense desde fines de enero del presente año, cuando ocurrió la masacre en el interior del CERESO de esta capital, detonante al que le ha seguido hasta a la fecha (sin que haya un día de tregua) una feroz lucha de cárteles a plena luz del día, lo que ha dejado como saldo un baño de sangre en las antes tranquilas calles de ciudades, pueblos y comunidades. El total de muertos, por cierto, ya anda rondando ¡los 800!
Ahora bien, la gobernadora de Colima ha resistido, como dice el senil anciano tabasqueño. Y cómo no va a resistir, si la tía cuenta con un vehículo blindado que costó 5 millones de pesos, además de que viaja más custodiada que una celebridad mundial: tres autos atrás y tres autos por delante, varios de los cuales también blindados. Por supuesto, con toda esa parafernalia puesta a su servicio, cualquiera resiste y ni siquiera necesita que el pueblo bueno la proteja, pues éste anda más ocupado en cuidarse de las balaceras para no formar parte de las estadísticas en calidad de daño colateral.
Insisto: Indira Vizcaíno resiste y no se esconde, pero no porque está protegida por el Gobierno Federal o por el pueblo (al que le vale madre lo que suceda con una farsante que es mentirosa patológica), sino por tantos autos blindados y guaruras a su servicio. El gobierno de amlo realmente no hace nada contra el crimen organizado, de ahí que los elementos del Ejército, la Marina y la Guardia Nacional, que a veces atiborran algunos lugares en los que pasó alguna tragedia, no mueven un dedo a favor de la población civil. Así, los rondines que realizan, las reuniones que dizque encabeza la Indi con los mandos militares, el sobrevuelo de helicópteros por la zona conurbada Colima-Villa de Álvarez, no sirven de nada.
En cuanto a que la Gobernadora Altozano es “una mujer con cabeza, corazón y carácter”, yo abrigo mis dudas, como bien diría don Renato Leduc acerca de la señora que no conocía los elefantes. Cierto, ella tiene la cabeza encima del cuello, porque en algún lado tendría que traerla, pero generalmente la mantiene enterrada en algún agujero para no ver la realidad, igualito que esos tontos pajarracos que son los avestruces. Tampoco tiene corazón: lo digo metafóricamente, claro, pues jamás lo ha demostrado con las mujeres y los niños que han caído asesinados en una injusta guerra que no es suya, pero en la que sí son víctimas.
Respecto al carácter que cree ver en ella el viejo mitómano del palacio virreinal, es de risa loca. ¿A qué hora ha encarcelado a los que culpa del desastre financiero que le heredaron y que andan chinos libres? ¿A ese carácter se refiere amlo? No, pues no cabe duda que a esas tres C de las que habló en Manzanillo le hizo falta referirse a la más importante de todas: esa formada por cuatro letras y que inicia con una C y termina con una O. ¿O no?
Y, bueno, no sé a qué se refiera amlo con eso de que la va a seguir apoyando a la gobernadora de Colima, si a la fecha parece estar petrificado porque no ha hecho nada que se le agradezca, aunque sí se ha gastado millones en la autopromoción de una desgastada imagen por la que el colimense medio no da ni un cacahuate. La bronca será después, cuando ya no esté el viejo para que la proteja, pero tampoco estará la corcholata Claudia Cheinbaum Pardo, que no logrará su objetivo de convertirse en la versión femenina del Nopalito Pascual Ortiz Rubio, arcilla en las manos del titiritero que la manejaría desde La Chingada.