POR Jorge Octavio González
Ya no es sorpresa que Indira Vizcaíno mienta públicamente con un descaro que sólo ella es capaz de imprimir a sus falsedades.
Indira Vizcaíno negó que en el gobierno del Estado pidan a los más de 2 mil trabajadores de confianza parte de su salario para financiar la campaña de Claudia Sheinbuam; testimonios de empleados de diferentes dependencias la desmintieron realizando las denuncias ante el diputado de Movimiento Ciudadano que, a su vez, las interpuso ante el Instituto Nacional Electoral.
Indira Vizcaíno negó que funcionarios de alto nivel de su administración hayan sido enviados a Jalisco a promover a la ex jefa de Gobierno de la Ciudad de México y a amenazar a los beneficiarios de los programas sociales con que tendrían que apoyar a Claudia si no querían perder la ayuda.
Pues César Guerra, quien es uno de los funcionarios que fue a Jalisco a cometer delitos electorales, renunció a su empleo en la Comisión Estatal del Agua de Colima y dio la cara ante las cámaras de Latinus para exponer cómo es que fueron obligados a apoyar a la candidata de la gobernadora y cómo ella sabía todo lo que estaba pasando.
“Hablo directamente con ella (con Indira Vizcaíno). Y ella me dice: ´César, por favor, échame la mano. ¡Ayúdame! Y, por favor, sígueme reportando todos los acontecimientos que estén pasando directamente a mí´. Y es por ello que yo todos los días le mandaba un reporte a su WhatsApp personal”, aseguró César Guerra.
Más claro imposible: tan sabía Indira Vizcaíno lo que hacían sus funcionarios en Jalisco que uno de los que recibió esas instrucciones lo reconoció y, además, aseguró que le enviaba reportes diarios a su número de teléfono personal.
Huelga decir que en la columna ORDEN POLÍTICO se anticipó que el ex funcionario del gobierno del Estado habría documentado todo lo que vio en estos casi dos años de la administración estatal y que en breve saldría a exponerlo a la opinión pública.
Y es que, si César Guerra fue capaz de guardar y filtrar las fotos, audios y conversaciones de los dos meses que estuvieron en Jalisco, por supuesto que tenía en su poder mucha más información de las irregularidades que se han estado haciendo en el gobierno del Estado con la autorización expresa de Indira Vizcaíno Silva.
Indira Vizcaíno quedó evidenciada como una delincuente electoral y las denuncias que interpusieron los diputados federales de Movimiento Ciudadano ante el INE por desvío de recursos y trabajadores para favorecer a Claudia Sheinbaum tendrán que analizarse y, eventualmente, imponer una sanción ejemplar, dado que los delitos electorales, a petición de MORENA, son considerados graves en la Constitución y ameritan cárcel.
Pero también quedó embarrado en esta trama de delitos el defensor a ultranza de acosadores sexuales, Francisco Javier Pinto Torres, quien se desempeñó como coordinador de las brigadas que fueron a Jalisco a promover el voto a favor de la ex jefa de Gobierno de la Ciudad de México, dejando al garete su responsabilidad en la subsecretaría del Trabajo.
Y por supuesto el mandril y corrupto Víctor Torrero Enríquez, subsecretario de Administración del gobierno del Estado, quien sería el que encubrió a los funcionarios a que pidieran cada quincena parte del salario a los trabajadores de confianza.
Es cuestión de tiempo y de que se apliquen las leyes para que caiga Indira Vizcaíno y la bola de mafiosos que están en su gobierno, cegados y hambrientos de poder, a tal grado de violar las leyes con tal de mantenerse en la nómina.
Indira Vizcaíno va a caer en cuanto pierda MORENA la presidencia de la República en el 2024 o cuando se le aplique la revocación de mandato en el 2025.
Pero va a caer.