POR Jorge Octavio González
Entre más suben a tribuna los diputados de MORENA más exhiben su ignorancia, su falta de tacto político y, sobre todo, le dan la razón a Arnoldo Vizcaíno Rodríguez cuando, en el programa de Pegajoso George Gallardo, movió la cabeza en señal de desaprobación cuando se refirió a los integrantes de la bancada oficial en el Congreso del Estado de Colima.
Un gremio, menospreciado y lastimado durante los últimos gobiernos priístas en Colima, es el de los taxistas; no por nada en la elección del pasado 2021 se la jugaron con los candidatos de Movimiento de Regeneración Nacional, creyendo, como muchos otros, que harían las cosas diferentes.
No pasó mucho tiempo para que los morenistas desilusionaran con su actuación. Primero, por su entreguismo a la gobernadora, a la que no le cambian una coma de lo que envían para su aprobación. Segundo, por no tener oficio político y creer que negarse a todo lo que proponen asociaciones y grupos de la sociedad civil es ayudar a la mandataria estatal.
Y es que, al verse descobijados por quienes se dijeron líderes de taxistas y ofrecieron mejorar sus condiciones laborales, los trabajadores del volante decidieron romper todo lazo que tenían con Armando Reyna, que los representaba, y el sucesor que dejó, que no es más que un títere que dice lo que le ordena el coordinador de la fracción de MORENA.
“Armando Reyna fue uno de los que nos traicionó. Vilmente lo hizo”, fue lo que dijo uno de los taxistas que, decepcionado del actuar servil y obediente a la gobernadora de parte del legislador por Tecomán, se sintió traicionado y utilizado en el pasado proceso electoral.
Al verse sin opciones, el gremio de taxistas solicitó la intervención de Rigoberto García Negrete para que los ayudara a aprobar un exhorto a la gobernadora para que emitiera una convocatoria para nuevas concesiones para los verdaderos trabajadores del volante.
En la sesión de la semana pasada, desde el inicio, se hicieron presentes los taxistas; pasaron horas y horas hasta que por fin le tocó el turno al diputado tecomense subir a tribuna para presentar el Acuerdo para hacer el exhorto a la gobernadora.
La bancada de MORENA, así como sus aliados, decidieron rechazar la propuesta de García Negrete, sin discusión alguna; sencillamente no le dieron cabida porque era exhortar a la gobernadora a hacer algo que los propios taxistas están solicitando. MORENA les dio la espalda; sus aliados también.
David Grajales, apenado por la estupidez que dijo sobre el gremio de los taxistas, en el sentido de que eran unos acosadores sexuales, subió a tribuna a ofrecer disculpas y a ponerse a sus órdenes. Aunque tarde, es de reconocer que se haya disculpado. El problema, sin embargo, es que su postura no podía ser diferente a la de MORENA, que es no respaldar a los taxistas para que la mandataria intervenga.
Como saben que quién es la verdadera jefa, los taxistas se fueron de inmediato a Casa de Gobierno a pedir a la gobernadora a que los atendiera. Se fue con ellos el diputado Rigoberto García Negrete y Héctor Magaña. Ahí estuvieron, a la espera; sin embargo, Livier Rodríguez estaba en el lugar queriendo solucionar el problema, cuando lo único que pudo decir es que la petición de los taxistas no podía llevarse a cabo en el corto ni en el mediano plazo.
La subsecretaria de Movilidad del gobierno del Estado, como desde siempre, no ha sabido lidiar con el gremio de los transportistas, a los que parece odiar y querer perjudicar a toda costa.
Después de varias horas afuera de Casa de Gobierno, recibieron la notificación de que serían recibidos en reuniones de trabajo por la secretaria general de Gobierno. Al menos se avanzó algo.
Los taxistas no tendrían por qué haber ido si los diputados aprobaban el Acuerdo presentado por el diputado Rigoberto García Negrete; la mandataria estatal no tendría por qué resolver la manifestación de los taxistas si sus diputados en el Congreso del Estado hicieran las cosas bien.
Diputados como Armado Reyna, Alfredo Álvarez, Isamar Ramírez, Ana Karen Hernández, Andrea Naranjo, entre otros, no tiene oficio político ni la sensibilidad para llegar a acuerdos con la oposición o con asociaciones de la sociedad civil. Lo de ellos es la obediencia ciega a la mandataria para tenerla contenta. La gente, el pueblo al que se deben, les importa poco.
Pésimos operadores políticos tiene la gobernadora en el Congreso del Estado. Un total fracaso.