Indira no tiene cara para culpar de todos sus males al pasado

POR PXPress

EL PRIMER AÑO DEL GOBIERNO DE COLIMA ha estado marcado por el baño de sangre, la violencia, el terror, el caos financiero y por la ineptitud de los funcionarios como no se había visto hace mucho. Indira Vizcaíno Silva será recordada como la mandataria más inútil de los últimos 50 años; vergüenza deberían tener los que votaron por ella y la compararon con Griselda Álvarez Ponce de León. No es cierto, como ella tanto insiste en decir, que el desastre que le dejaron los de la pasada administración fue una calamidad y que por eso no han podido cumplir con los compromisos que hicieron. Recapitulemos. El gobierno de Andrés Manuel López Obrador, con toda la intención del mundo, dejó de apoyar a la administración de José Ignacio Peralta Sánchez porque tenía interés en que su partido ganara las elecciones. Antes de la jornada electoral, en el 2021, el entonces gobernador entabló comunicación con el secretario de Hacienda y Crédito Público para que los apoyaran en diversos temas importantes; el funcionario le dijo que todo se resolvería una vez que concluyeran las elecciones. Quedó sellado el pacto entre caballeros. El problema, sin embargo, es que el secretario de Hacienda renunció y entró al relevo alguien más, con quien se tendría que empezar de cero la negociación. Aunque había ganado la candidata de MORENA, había un cúmulo de irregularidades en la elección que bien podría derivar en una anulación: trampas, compra de votos, intromisión del gobierno federal en las elecciones y, lo más descarado, el dinero y la logística del crimen organizado. Había elementos para anular la elección, claro que sí. Lo que hizo el presidente de la República a continuación fue de lo más miserable humana y políticamente hablando: a sabiendas de que Colima atravesaba una situación financiera delicada, ordenó que no se le apoyara al gobierno con un solo peso, lo que derivó en el anunció, el 30 de julio del 2021, de la quiebra financiera. AMLO, en el fondo, quiso garantizar el triunfo de su candidata Indira Vizcaíno ahogando al Estado para que abortaran la impugnación de la elección de gobernador ante el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF). Así lo hicieron; sólo que había un acuerdo previo: si se desistían de la impugnación, la Federación los ayudaría. Una mentira más. López Obrador estiró la cuerda lo más que pudo para que la indignación de los colimenses fuera tan grande que se les olvidara cómo fue que Indira Vizcaíno, cuando las encuestas pagadas decían que iba a arrasar, de último momento ganó por un margen cerrado. A López Obrador, y por ende a Indira Vizcaíno, no les importó que cientos de familias se quedaran sin dinero, sin comer, sin medicinas y se endeudaran con bancos y tiendas departamentales que les cobraron intereses altísimos; en el camino hubo quienes murieron por no poder atender su enfermedad. El gobierno federal pudo ayudar a tiempo al gobierno de Colima, pero no quiso; fue más la obsesión por dejar en claro que los salvadores iban a ser ellos para garantizar una lealtad a toda prueba hacia MORENA. Y no crean que Colima fue el único Estado al que trataron como basura. En Michoacán sucedió algo todavía más grave: mientras estaba el gobernador Silvano Aureoles, López Obrador jamás quiso ir a la entidad; él dijo que iría una vez que ganara el candidato de su movimiento. Mientras tanto, la tierra caliente estuvo asediada por el narcotráfico, donde el cártel dominante tomó varias ciudades y corrieron con humillaciones al Ejército; murieron asesinados, torturados y masacrados miles de personas, entre delincuentes e inocentes, además de que hubo otros tantos desplazados que tuvieron que irse de sus hogares porque si no lo hacían morirían a manos de los criminales. AMLO pudo enviar soldados y marinos a ayudar al gobierno del Estado para contener la violencia que se vivía; no lo hizo porque estaba peleado con el gobernador y dijo que no se iba a parar ahí hasta que llegara Alfredo Ramírez Bedolla. ¿Y los muertos? ¿Los torturados? ¿Los masacrados? ¿Los desaparecidos? ¿Los desplazados? Todas esas personas no les importaron a López Obrador porque su objetivo era claro: dejar que el caos reinara en Michoacán para que uno de los suyos gobernara. Así de miserable fue el señor que despacha en Palacio Nacional. En Michoacán dejó que murieran miles de personas a manos de los cárteles de la droga para que la gente se hartara y pidiera alguien de la confianza de Andrés  Manuel López Obrador; en Colima dejaron que literalmente la gente se muriera de hambre para que Indira Vizcaíno asumiera el gobierno del Estado sin ningún problema por las trampas que hicieron, entre otras, la ayuda del crimen organizado que hoy desconoce y que, como se ha documentado, provocó la masacre en el CERESO el 25 de enero del 2022 y la consecuente ola de violencia en toda la entidad. A Indira Vizcaíno no le queda decir que todo es culpa de la pasada administración, pues el gobierno federal pudo ayudarlos y no lo hizo porque no quiso; sin embargo, ahora es diferente y tiene a su disposición todos los recursos que desee con sólo pedirlos. El problema es que Vizcaíno Silva es tan torpe que ni siquiera es buena para gestionar, por inexperiencia e ineptitud, pero también porque no le preocupa Colima y los colimenses, sino ella misma y su séquito de aplaudidores que llegaron a saquear el Estado con la venia del presidente de la República. Esta es sólo una pequeña muestra de lo que sucedió aquellos días álgidos para los colimenses, pero hay mucho más que contar. Abundaremos después.

DE LAS CORCHOLATAS RECONOCIDAS por el presidente López Obrador y que tienen ciertas posibilidades, las cuales él mismo les ha dado estatus de precandidatos pre destapados, por lo menos dos están a punto de mandar al diablo a Morena y sus partidos paleros, en tanto que los que sería imposible que se apartaran del guion que les escribió el inquilino de Palacio Nacional, demostrando su sumisión absoluta hacia el viejo, cada día que pasa se caen sus posibilidades por su mismo comportamiento abyecto. Veamos cada uno de los casos: de los destapados como posibles sucesores en el cargo que ocupa amlo se encuentran Claudia la Vitola Cheinbaum Pardo, Adán Augusto el Mayordomo de Drácula López Hernández, Marcelo Ebrard Casaubón y Ricardo Monreal Ávila, jefa de Gobierno de la Ciudad de México, secretario de Gobernación, canciller del obradorato y senador de la República, respectivamente. La corcholata favorita, figura detestable que sólo hace lo que se le ordena desde la Presidencia, pierde rápidamente la aceptación que alguna vez pudo haber poseído, tras un paso por la política que está sembrado de muertes, a saber: el Colegio Rébsamen y la Línea 12 del Metro. A lo anterior hay que agregar que es una traidora que fue capaz de delatar a Carlos Ímaz, su ex esposo y ex jefe delegacional de Tlalpan, al que captaron en un video recibiendo dinero del empresario Carlos Ahumada. Otra mujer menos perversa y más apegada a la familia habría salvado al padre de sus hijos a cambio de sacrificar una vida de oropel en la política, pero a la traidora Claudia le importó más su propio prestigio personal, a pesar de ella misma haberse beneficiado del dinero que recibió su ex marido (dato revelado en el libro El Rey del Cash, de la escritora Elena Chávez). El inquilino del Palacio de Covián, por su parte, es una mala copia de su paisano, ya de por sí pésima, sin mostrar una sola virtud, pero sí los peores vicios: corrupto, autoritario, mentiroso, imbécil, etcétera. La declaración de que los tabasqueños son más inteligentes que los del norte del país lo pinta de cuerpo entero: su modelo, amlo, es un ignorante y un asno que duró 14 años para graduarse de la carrera en la UNAM, además de que no puede demostrar de qué ha vivido al menos durante 12 años de una forma honesta, pues simplemente eso es imposible. ¿Ese holgazán y vividor es mejor que uno que sí trabaja? Rara forma de entender la inteligencia la de este sujeto que es el único que no se da cuenta que cualquier persona con una mediana capacidad lo considera, bajita la mano, por lo menos un pobre retrasado mental. Las otras dos corcholatas son personajes con capacidad para pensar por sí mismos y sin necesidad de contar con un titiritero, pero en el caso de Marcelo Ebrard, mientras más permanezca como peón en la administración de López Obrador, terminará por hundirse en el descrédito. Hay grupos de simpatizantes de su precandidatura que se han comenzado a crear por todo el país, pero ellos le apuestan a que encabece una gran alianza con varios partidos que no sean rémoras de Morena. El problema es que, mientras más tarde en tomar una decisión, más le afectará poder posicionarse en el ánimo de la población que ya vomita al presidente y a su asqueroso partido. En cuanto a Ricardo Monreal, su problema es que es el menos conocido por la población, lo que lo pone en desventaja ante el aún secretario de Relaciones Exteriores, que es el mejor posicionado. Una alianza entre ambos, con el apoyo de varios partidos, sería exitosa en el futuro, aunque para que eso pase faltan aún por verse muchas cosas extrañas. Los precandidatos como Ebrard y Monreal están lejos de ser lo mejor que le podría suceder a México, pero por el simple hecho de pensar por su cuenta y no ser marionetas de amlo (como sí lo son la Vitola y el Mayordomo de Drácula), los convierte en un atractivo para el electorado que votará en el 2024. El problema es que se deben definir lo más pronto posible. 

DURANTE LA INSTALACIÓN DE 28 reflectores en la cancha con pista de tartán y 4 más en la cancha de frontón en la Unidad Deportiva Gil Cabrera Gudiño, doña Tey Gutiérrez demostró su prepotencia y soberbia. Resulta y resalta que, como el invitado esa noche era el boxeador Julio César Chávez, muchos de los asistentes esperaban a que terminara el acto oficial para tomarse una foto con su ídolo. Cuando concluyó el evento, de inmediato un cerco de seguridad se levantó frente a la gente que había asistido a la Unidad Deportiva, evitando que se acercaran al campeón del mundo, quien estaba siendo escoltado por una veintena de marinos y escoltas hacia su camioneta, donde lo esperaba la presidenta municipal. Qué mal que doña Tey Gutiérrez se olvide tan pronto del pueblo bueno y sabio que la eligió y lo deje con las ganas de tomarse una foto con Chávez González. Y así quiere reelegirse.