POR Jorge Octavio González
Indira Vizcaíno está recibiendo una batería de golpes que ni siquiera está respondiendo ni atajando; su actitud más bien parece la de una persona que ya no le interesa lo que hace y deja que todo siga su curso por mera inercia.
Esta semana, de nueva cuenta, Griselda Martínez Martínez le soltó una bomba a la gobernadora que ni siquiera se la esperó: habló de las fiestas clandestinas que realizan los miembros del crimen organizado para drogar a los niños y adolescentes de Colima.
La intención principal, de acuerdo a la presidenta municipal de Manzanillo, es acrecentar su clientela y hacer más adictos para secuestrar o abusar de ellas o ellos.
Indicó que ya se presentaron 3 casos de menores de edad que fueron drogados y auxiliados por las dependencias del ayuntamiento de Manzanillo. “Una menor de 16 años le mintió a su madre, que iba a una fiesta de la escuela, la dejaron ir y era falso; afortunadamente la niña se salvó, pero entró hasta en terapia intensiva y estuvo a punto de morir”.
También hubo otros de 13 y 14 años, “donde los han dejado inconscientes tirados en las banquetas, porque están totalmente alcoholizados y drogados”. Y abundó: “estos menores manifiestan no haberse percatado de lo que les daban de beber, no sabían lo que les estaban dando; es un problema grave, pues puede haber muchos motivos de porqué los quieren drogar”.
Grave, por donde quiera que se le vea, esta denuncia de la alcaldesa de Manzanillo. No sólo porque reconoce un problema social que atañe a la niñez y adolescencia colimense, sino porque las autoridades estatales no han hecho nada por impedir que se sigan cometiendo este tipo de acciones.
El combate a las organizaciones criminales le corresponde al gobierno del Estado, a través de la Policía Estatal y la Fiscalía General del Estado de Colima; en lo referente a los niños y adolescentes, a la Secretaría de Educación y Cultura. Ninguno de los dos ha hecho lo que le corresponde y no han siquiera informado acerca de lo que sucede en estas fiestas clandestinas.
Tuvo que ser Griselda Martínez la que exhibiera este caso, dando a entender que esto sucede en toda la entidad, no nada más en Manzanillo, por lo que la autoridad estatal es la que debe estar al pendiente de que este tipo de hechos no sucedan y sancionar a los responsables de estas bajezas.
Algo le pasa a Indira Vizcaíno que no atina a responder ni a resolver los problemas que se presentan. Ya sucedió con el derrame de químicos en el puerto, en donde se intoxicaron alrededor de 800 personas por la nube gris que se formó por culpa de la empresa Timsa: no supo manejar la crisis mediática y la narrativa que legitimó Griselda Martínez dejó en ridículo a su enviada Rosi Bayardo y a los corruptos y criminales de ASIPONA.
Hoy, con las fiestas clandestinas donde se drogan a menores de edad, sucedió lo mismo: es un tema que ni siquiera ha sido abordado por la gobernadora Indira Vizcaíno ni mucho menos sus funcionarios del área de seguridad y procuración de justicia.
Sencillamente es un asunto que la mandataria no tiene en el radar y por supuesto no le interesa.
El problema, sin embargo, es que ya lo hizo del dominio público la presidenta municipal de Manzanillo, que legitima, por si fuera poco, el problema social y de salud pública para la niñez colimense que la autoridad estatal no ha querido o podido resolver.
Otro golpe de la alcaldesa a la gobernadora. Curioso que la mandataria ya ni las manos mete.
Un comentario sobre «Indira ignoraba fiestas clandestinas donde drogan menores»
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