Impactos y retos

POR José Luis Santana Ochoa

Los operadores portuarios de Manzanillo en su conjunto deben ocuparse ya del impacto que en el funcionamiento del puerto más importante del pacífico mexicano tendrá a corto y mediano plazo el estallamiento la madrugada del martes 1 de octubre de 2024 de la huelga de los 85,000 estibadores que cargan y descargan embarcaciones en los puertos de la Costa Este y del Golfo de México en los Estados Unidos. No sólo deben frotarse las manos por el fuerte incremento en la demanda esperada de sus servicios, sino también por las repercusiones que la misma tendrá en la ciudad-puerto y en los trabajadores que lo mueven.

De entrada, deben prever un fuerte incremento en el movimiento de mercancías, pero también, revisar en serio y a fondo el estado que guardan sus relaciones laborales con los estibadores representados por la Unión de Estibadores y Jornaleros del Pacífico afiliada a la Confederación Regional Obrera Mexicana (CROM) que lidera el diputado local Héctor Gustavo Larios Uribe; SSA  México a cargo de José Alfredo Ojeda Verduzco; y TIMSA liderada por Sergio Blanco Palomar, trío de valiosos dirigentes obreros orientados hacia la colaboración y el entendimiento entre patrones y trabajadores, pero cuya paciencia y tolerancia tiene límites tratándose de velar por los justos intereses y reclamos de sus agremiados, como ha sucedido con sus colegas norteamericanos.

Así como la Asociación Internacional de Estibadores (ILA) y la U.S. Maritime Alliance no lograron renovar su acuerdo laboral-patronal de seis años que expiró el 30 de septiembre de 2024, con los empleadores que representan a los transportistas marítimos y operadores de terminales portuarias de allá, eventualmente puede suceder lo mismo entre los estibadores de la UEJP-CROM, SSA México y TIMSA y sus patrones.

El hecho de que a la fecha no haya sido paralizado el Puerto de Manzanillo por conflictos laborales, no es garantía de que nunca pasará. Siempre habrá una primera vez como ha sucedido en la Costa Este y el Golfo de México USA en cuyos puertos había reinado la paz laboral desde el año 1977. Para que sus contrapartes gremiales no los cojan como al Tigre de Santa Julia, más les vale a los patrones prever escenarios como el que derivó en la huelga que se comenta, y hacer todo lo que a su alcance esté para mejorar las condiciones de trabajo, sueldos, prestaciones y demás beneficios que merezcan los estibadores.

Hay que reconocerles a líderes obreros como Héctor Gustavo Larios Uribe, José Alfredo Ojeda Verduzco y a Sergio Blanco Palomar, y a los miles de trabajadores que representan, sus valiosas contribuciones al crecimiento del negocio portuario que debe traducirse ya en desarrollo armónico integral, sustentable, amigable con su entorno social, y su disposición a colaborar para hacer realidad una nueva etapa en la larga vida del puerto de Manzanillo.

También los tres niveles de gobierno deben ponerse las pilas para atender los problemas de conectividad carretera y ferroviaria y de las vialidades urbanas de la ciudad-puerto de Manzanillo que se deteriorarán aún más con el previsible incremento de la actividad portuaria derivada de la huelga en los puertos de la Costa Este y el Golfo de México USA.

EL ACABO

 “Me obligo a favorecer la integración del Puerto a nuevos contextos económicos, medioambientales y geopolíticos, a investigar y abordar retos globales claves que inciden en el Puerto de Manzanillo y a diseñar mecanismos y herramientas para abordarlos con estrategias de innovación y solventarlos”, ha declarado el líder cromista que desde el Congreso del Estado puede “impulsar la permanente actualización del marco legal que da soporte, certeza jurídica y legalidad a la operación y a los servicios portuarios como base de la competitividad”.

 La huelga de los 85,000 estibadores de los puertos de la Costa Este y del Golfo de México USA tendrá impactos para el de Manzanillo, pero también retos que debe asumir y oportunidades que debe aprovechar.