POR Jorge Octavio González
Aunque MORENA le dio un regalazo al PRI y al PAN nominando al impresentable Armando Reyna Magaña como candidato a la presidencia municipal de Tecomán, tal parece que en Fuerza y Corazón por Colima desean seguir como oposición.
Si bien se combinó el hartazgo del gobierno municipal de Elías Lozano —donde Tecomán ha quedado como uno de los cementerios más grandes del país con centenares de cadáveres localizados en fosas clandestinas— con el trabajo y entusiasmo de figuras jóvenes y frescas con ideas de desarrollo, en el fondo las disputas intestinas llevarán al fracaso a la alianza opositora.
El PRI y el PAN no tienen aspirantes capaces de competir en una elección que logren ganar.
Óscar Armando Ávalos Verdugo, un empresario que ha comprado todos sus cargos en el gobierno del Estado, al principio coqueteó con MORENA y amagó con ser el candidato del partido oficial a la alcaldía de Tecomán; su egocentrismo llegó a tal grado que propuso a su pareja sentimental como abanderada en caso de que la cuota de género no le favoreciera.
Pero, en el más lamentable de su deliro de grandeza, en una ocasión dijo que él, con todo el dinero que tiene, podría ser, si quisiera, el candidato a la presidencia municipal por MORENA, por el PRI, por el PAN o hasta por la vía independiente.
Y sí: el dinero puede alcanzarle para comprar mercenarios en Tecomán, gustosos de entrevistarlo y hablar maravillas de él; sin embargo, la gente del pueblo, la que vive la inseguridad día a día y requiere empleos y oportunidades, no ve ni lee a esos sicarios de la información que se desviven por tenerlo en sus programas de internet para sacarle lo más que puedan.
Óscar Ávalos logró comprar la dirigencia municipal del PRI en Tecomán y, desde ahí, está preparando su candidatura a la alcaldía tecomense; el conflicto de interés y el estilo del viejo PRI, donde el dirigente se agandalla la candidatura, parece no importarle a Arnoldo Ochoa González, más preocupado en ponerse en los primeros lugares de la lista de candidatos plurinominales al Senado de la República o a la diputación federal.
Es por eso que Rigoberto García Negrete, quien se pasó a la bancada del PRI tras abandonar Fuerza por México, tuvo que brincar al PAN para seguir en la pelea.
El hermano del ex alcalde tecomense vio que no había piso parejo en el partido tricolor y que la candidatura ya la había comprado Ávalos Verdugo, por lo que, en una estrategia de relanzamiento de su aventura electoral, se fue a las filas de Acción Nacional, con el objetivo de ser la propuesta para la presidencia.
Así como en Colima y en Manzanillo, el PRI y el PAN tienen sus propuestas y en una negociación en el centro, sin consultar a la militancia ni a la gente que va a salir a votar, decidirán quién de ellos será el candidato de la alianza Fuerza y Corazón por Colima.
Está más que claro que Óscar Ávalos Verdugo y Rigoberto García Negrete ya han gastado demasiado dinero para posicionarse en el ánimo ciudadano y, sobre todo, con sus respectivos partidos; una decisión que no le favorezca a uno dejará molesto al otro, por lo que la división será tal que el partido guinda podría ganar con un sujeto abyecto y servil que sólo obedece órdenes sin tener iniciativa.
Pese al desgaste del gobierno federal y municipal, donde Elías Lozano ha sido un cero a la izquierda y su figura como alcalde es menos que un florero, en la oposición no han sabido capitalizar los escándalos de corrupción de la 4T.
Nomás de ver quiénes son los aspirantes del PRI y el PAN a la presidencia municipal de Teocmán no hay mucha esperanza.
Óscar Ávalos ha estado en la política más de dos décadas sin dar resultados y utilizando sus cargos públicos para beneficiar a sus empresas.
Rigoberto García Negrete es nada más y nada menos que el hermano del corruptazo Lupillo García Negrete, un sujeto ruin y parecido al alcalde de Nayarit, Layín, famoso por confesar que robó poquito.
Ni a cuál irle.