POR Luis Fernando Moreno Mayoral
Si algo ha quedado claro en este gobierno es que la gente de comunicación social y los múltiples asesores de la mandataria Indira Vizcaíno son pésimos para hacer su trabajo.
Lo más reciente, sin embargo, fue el lamentable manejo de crisis que tuvieron cuando trataron de encubrir el derrame de químicos en el mar de Manzanillo por una empresa que tiene negocios con ASIPONA y pretendieron hacer creer que no había pasado nada.
También cuando engañaron a la comunidad de Zacualpan asegurando que el Centro de Salud quedaría concluido en este año, cuando lo cierto es que, como lo documentó el diputado Chuy Dueñas, el gobierno del Estado apenas inició las gestiones ante el gobierno federal para allegarse de los recursos, por lo que la obra, de tener el recurso en este mes de agosto, quedaría concluida en marzo del 2024.
No se sabe a ciencia cierta, porque son demasiados los que enviaron a la Oficina de la Gubernatura a cobrar, quiénes son los que redactan los comunicados de prensa; lo cierto es que cada que envían uno a los medios de comunicación quedan exhibidos como unos incompetentes en su trabajo y mentirosos.
El fin de semana pasado, en uno de los centros de salud que el gobierno del Estado presumió de haber remodelado, murió un bebé de tres meses por negligencia médica; el personal consultado por la Secretaría de Salud puede argumentar razones técnicas para llamarlo de otro modo, pero la verdad es que no contar con el oxímetro y un monitor de signos vitales es un acto criminal.
Luego de darse a conocer la información del trágico hecho, el gobierno del Estado envió un comunicado en donde, además de los errores de redacción, intentaron deslindarse de la muerte ¡culpando a los padres del recién nacido!
“Persona lactante falleció tras llegar con desnutrición y deshidratación severas, no por falta de medicinas en Centro de Salud de Armería”, fue el encabezado que escribieron en alguna oficina de comunicación social.
“¿Persona lactante”? Lactante, como definición de un bebé, es más que suficiente; de más está anteponer “persona”. Burros.
Y la primera mentira salió a relucir: en la información dada a conocer por los medios en ningún momento se dice que el menor murió por falta de medicamentos; se especificó que fue por no contar con un monitor de signos vitales y un oxímetro. Ni eso fueron capaces de investigar.
“El familiar que llevó al bebé refirió que no se le había dado alimento por cerca de 24 horas; el personal que le recibió constató una deshidratación y desnutrición severas”, revictimizaron al bebé los indolentes y desalmados redactores de tan mal comunicado.
¿Por qué la maldad? Porque, ciertamente, así actúa la gobernadora Indira Vizcaíno; sus empleados sólo se limitan a seguir su ejemplo. Eso, sin embargo, no justifica que culpen a los padres del bebé de su muerte. Eso es inmoral y es no tener madre.
Un Centro de Salud que se precie de serlo debe tener lo mínimo indispensable para atender a la gente que acude para su atención médica; si no tienen medicamento o material de curación o aparatos para trabajar lo que suceda al interior es negligencia de quienes tienen la responsabilidad de mantener funcional la institución.
Y si bien el bebé, como dicen en el comunicado, llegó “con deshidratación y con desnutrición severas”, el personal médico debió hacer todo lo que estaba a su alcance para estabilizarlo; si no pudieron es porque no tenían el monitor de signos vitales ni el oxímetro, además de la negligencia, por incapacidad o por alguna otra situación, de quienes atendieron al bebé.
El gobierno del Estado señaló que la causa de la muerte “del paciente y si hay responsabilidad de alguna persona sobre la misma lo determinarán las autoridades competentes, con quienes la Secretaría de Salud del Gobierno del Estado de Colima coadyuvará en lo que le sea requerido”, aunque de entrada culparon a los padres de haberlo llevado con “deshidratación y desnutrición severas” y de no haberle suministrado alimento durante las últimas 24 horas.
La línea a seguir por las autoridades está más que clara: culpen a los padres.
Así el gobierno indolente y criminal de Indira Vizcaíno.