Fue de 7.8 el sismo, pero se sintió como de 9 grados

POR Bibiano Moreno Montes de Oca

El estado de Colima, que se encuentra asentado en una zona sísmica, la mayoría de los colimenses ya estamos curados de espanto con eso de los temblores. Sin embargo, a pesar de sentirnos curtidos en estos terribles eventos de la naturaleza, no deja uno de sentir preocupación por todo lo que pueda desencadenar la fuerte sacudida, como fue el caso Y es que un terremoto actúa como lo hacen los terroristas: aparte de atacar de improviso y a mansalva masivamente, lo primero que echa abajo son las telecomunicaciones, con lo cual la población se queda incomunicada, aunque sea momentáneamente. 

Eso fue lo que pasó con el tercer temblor al hilo que se hace presente el mismo día y el mismo mes de septiembre. A ver: comenzó con el 19 de septiembre de 1985 del siglo pasado, siguió el del 19 de septiembre de 2017 y ahora tuvimos el del 19 de septiembre del 2022. Mismo día y mismo mes, diferentes horarios, pero parece que la cita con el destino tiene en el noveno mes del año a su favorito. Y si bien el temblor fue de 7.8 grados en la escala de Richter, según el Servicio Sismógrafo Nacional (SSN), a muchos nos pareció como de 9 grados; en especial, por lo eterno que se nos hizo el cabrón. 

Así, pues, como el terrorismo, lo primero que hizo el terremoto de este lunes 19 de septiembre fue arruinar las telecomunicaciones, lo cual hizo que la población no se pudiera comunicar por la vía telefónica, ya sea mediante los teléfonos móviles o los convencionales, que cada vez se utilizan menos, sobre todo porque, además de la conexión correspondiente, requieren de energía eléctrica para que esos artilugios puedan cumplir con su función. Lo curioso de todo, sin embargo, fue que la internet no fue afectada. La energía eléctrica se iba y volvía rápidamente, pero no se podía contar con el servicio. En cambio, la internet fue más resistente y permitió que la gente pudiera comunicarse por WhatsApp.  

Por tanto, gracias a esa red social de mensajería que es el WhatsApp, fue que muchos nos pudimos comunicar con nuestros seres queridos, pues los intentos por entablar comunicación vía telefónica resultaron inútiles. Otras redes sociales, como Facebook y Twitter, también respondieron. Eso por lo que se refiere a las telecomunicaciones; por lo que se refiere al monopolio del Estado que es la Comisión Federal de Electricidad (CFE), ni hablar: dejó en tinieblas a una vasta zona habitacional en la ciudad de Colima. La luz regresó hasta pasadas las 9 de la noche, cuando el sismo fue como a la una de la tarde. 

Los daños materiales y pérdidas de vidas humanas, hasta el momento de redactar esta columna de culto, arrojaban solamente un muerto en un gimnasio del puerto de Manzanillo, donde incluso podría haber algunas personas más atrapadas entre los escombros, amén de que el sismo derribó tiendas departamentales y bardas de adobe de humildes casas en algunos de nuestros municipios; por ejemplo, en Coquimatlán y en Tecomán. A grandes rasgos, así está la situación en Colima después de la fenomenal sacudida. 

A lo anterior hay que agregar que fueron afectados muchos hospitales, lo mismo privados que oficiales, donde tuvieron que sacar a sus pacientes porque cayeron al suelo equipo y construcciones malhechas en los interiores. En varios de esos nosocomios se ocupaban urgentemente toldos para la protección solar de los que ahí se han guarecido por haber quedado a la intemperie. En lo que se refiere al nosocomio de niños, cercano al No. 1 de Villa de Álvarez, se ocupaban pañales, biberones, cobijas y todo lo que pueda ser útil para los pequeñines que ahí son atendidos por los especialistas. 

A este respecto, cabe destacar que es mucho lo que se va a necesitar para apoyar de manera oficial a las personas que hayan sido afectadas por el terremoto, que no respeta condición social ni hace distingos con nadie. El problema, sin embargo, es que el gobierno cuatrotero de amlo desapareció de un pase mágico desde su inicio el FONDEN (Fondo para Desastres Naturales) que se empleaba para dar ayuda en estos casos. 

En el FONDEN, que era manejado desde la Secretaría de Gobernación, valoraban los daños ocurridos en los pueblos y ciudades afectadas por las eventualidades de la naturaleza (sismos, aguaceros, tsunamis, ciclones, etcétera), de acuerdo con reportes hechos por los gobiernos estatales y los municipales correspondientes. Hoy, desaparecido el fondo por culpa del insensible y criminal obradorato, será bueno saber qué diablos van a hacer los cuatroteros para ayudar a damnificados colimenses, que desgraciadamente los hay. ¿Qué va a hacer al respecto la Gobernadora Altozano, que en su momento aplaudió la locura de desaparecer el mentado fondo? 

****** 

La columna de hoy estaba dedicada, precisamente, a Indira Vizcaíno Silva y su vestido de piñata o de árbol de Navidad, pero el tema del terremoto se impuso por su gran trascendencia y repercusiones futuras. Por no perder vigencia, la columna pendiente se publicará este miércoles; de no ser así, se recorrerá para el próximo viernes. De ahí no pasa.