POR Jorge Octavio González
La dirigencia estatal del PAN tiene todo el derecho de poner en la lista de diputados plurinominales a quienes ellos consideren correcto, que para eso tienen la facultad; a lo que no tiene derecho Julia Jiménez es a colocar a su compadre (o comadre) en el primer lugar de la lista de pluris por conducto de un grupo prioritario del que, al parecer, no es miembro.
Y es que, de acuerdo a la información que trascendió el fin de semana pasado, el primer lugar en la lista de diputados por la vía de representación proporcional del PAN es para Jesús Alberto Partida Valencia, actual síndico del ayuntamiento de Colima y uno de los férreos defensores de la candidatura de Riult Rivera Gutiérrez.
La cuestión aquí, lo que viola toda ley y todo ordenamiento legal y moral, es que Julia Jiménez, ya en el descaro de haberse conseguido para ella la diputación federal plurinominal y nombrar como su suplente a su propia hija, haya utilizado la cuota de grupos prioritarios, concretamente de la comunidad LGBTQ+, para meter ahí a Beto Partida.
El síndico de la comuna capitalina, que siempre jugó a favor de Riult Rivera para que fuera el candidato del PRIAN a la presidencia municipal de Colima, había tenido un papel poco relevante en la administración; su lealtad hacia su comadre bien le habría sido recompensada con ser nominado en la planilla del panista para repetir como síndico o como regidor.
Pero Julia Jiménez, con tal de proyectar a su compadre (o comadre, ya no se sabe), lo puso en el primer lugar de la lista de diputados locales por la vía de representación proporcional; esto le daba pase automático a Beto Partida para ser diputado en la LXI Legislatura, independientemente del resultado que se diera el próximo 2 de junio.
De ahí, por supuesto, tendría una tribuna para defender los intereses de su comadre y del eventual gobierno municipal de Riult Rivera; incluso se podría proyectar para un cargo de mayor envergadura por los reflectores que le daría pertenecer al Poder Legislativo.
Ser diputado representaba ser su propio jefe y tener una autonomía que no se puede tener desde una administración municipal, pues ahí el que brilla y debe brillar, para su futuro político, es el presidente o presidenta municipal. Los síndicos, los regidores e, incluso, funcionarios de primer nivel, casi nunca logran trascender en su carrera política desde esas posiciones.
Todo iba bien para Beto Partida, porque nadie del PAN había manifestado su inconformidad por ser el primer lugar en la lista de pluris, hasta que se descubrió que obtuvo la candidatura a través de las cuotas de grupos prioritarios, específicamente por ser miembro de la comunidad lésbico, gay, bisexual, transgénero, queer o que se cuestiona.
¿Beto Partida es, pues, alguien que se identifica como homosexual? ¿O bisexual? Transgénero no, claramente; queer menos. ¿Entonces con qué grupo se identifica?
Lo peor, de acuerdo a la información que está disponible sobre el actual síndico del ayuntamiento de Colima, es que no hay un solo registro de que haya respaldado a la comunidad LGBTQ+ en el pasado ni en el presente; de lo que sí hay evidencia es de que se casó con una mujer en el 2005, de lo que hay un acta de matrimonio del Registro Civil del Municipio de Colima que también se exhibió en un medio de comunicación.
¿Beto Partida tiene manera de demostrar que pertenece a la comunidad LGBTQ+?
Porque, de no ser así, estaría incumpliendo el Acuerdo IEE/CG/A086/2024 del Consejo General del Instituto Electoral del Estado, además de lo establecido en el Código Electoral del Estado, en su Artículo 51, fracción I, XXI inciso d), por lo cual Acción Nacional se estaría haciendo acreedor a la negativa de registro de candidatos como marca el Código Electoral del Estado:
“El incumplimiento de cualquiera de las obligaciones contenidas en los incisos a) al e) de esta fracción, dará lugar a la negativa del registro de las candidaturas a que la misma se refiere. En caso de ser posible, atendiendo a la fecha de conclusión del periodo para efectuar los registros de las candidaturas, la autoridad electoral competente requerirá a los PARTIDOS POLÍTICOS para que subsanen las irregularidades que hubiere detectado, en el término que al efecto señale dentro de dicho periodo”.
Si Jesús Alberto Partida Valencia tuviera dignidad, habría renunciado a su posición de candidato a diputado plurinominal desde el momento en que se dio a conocer que su comadre lo nominó como cuota de grupo prioritario, en especial de la comunidad LGBTQ+, sin serlo.
Si Beto Partida no es homosexual o bisexual, a lo menos que se hará acreedor es a burlas y chismes de sus compañeros, que es lo más intrascendente en pleno siglo XXI; lo grave es que sí puede enfrentar el retiro de su candidatura una vez que los partidos interpongan sus recursos y la autoridad electoral concluya que el panista no pertenece a la comunidad lésbico, gay, bisexual, transgénero, queer o que se cuestiona.
Por ahí se jactaban de que nadie de la alianza Fuerza y Corazón por Colima había sido impugnado; de nueva cuenta se tendrán que tragar sus propias palabras.
Un comentario sobre «¡Escándala! por una pluri en el PAN»
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