POR Luis Fernando Moreno Mayoral
A diferencia de Vicente Fox Quesada, Enrique Peña Nieto o Andrés Manuel López Obrador, en esta elección presidencial Xóchitl Gálvez Ruiz no jalará a los candidatos locales sino, al contrario, serán los abanderados a los cargos federales y locales los que impulsarán el voto a la candidata de Fuerza y Corazón por México a la presidencia de la República.
Y es que, viéndolo bien, la senadora con licencia no era una figura nacional cuando irrumpió en la escena pública; no había liderazgos locales y regionales en las diferentes entidades del país que estuvieran trabajando para su proyecto a mediano y largo plazo.
Vicente Fox Quesada, desde la gubernatura de Guanajuato y luego como diputado, tejió su candidatura presidencial; Enrique Peña Nieto, desde el momento mismo que ganó la gubernatura del Estado de México. No se diga López Obrador: tenía más de 15 años en campaña rumbo a la presidencia, viviendo del dinero en efectivo que le dio el Cártel de Sinaloa y los diversos funcionarios que mantuvieron su movimiento, tal y como lo consigna Elena Chávez en su libro El Rey del Cash.
Pero a los dirigentes de los partidos que conforman la alianza Fuerza y Corazón por México, PRI, PAN y PRD, parece no importarles lo que suceda con Xóchitl Gálvez; ellos por lo pronto ya aseguraron un lugar en el Senado de la República gane o pierda la candidata a la presidencia.
Alejandro Moreno Cárdenas, Marko Cortés y Jesús Zambrano se pusieron en el primer lugar de la lista de candidatos a la Cámara Alta por la vía plurinominal; en estos momentos podrían abandonar a Xóchitl Gálvez e irse a sus casas para regresar a tomar protesta como senadores en la próxima Legislatura sin problema alguno.
¿Creen que ese tipo de maniobras no le pega a la candidatura de Xóchitl Gálvez? Con todo lo que tiene que lidiar, como la torpeza de Marko Cortés de revelar el documento firmado por los dirigentes partidistas en donde se reparten notarías y magistraturas, ahora tiene que cargar con la ambición de los dueños del PRI, PAN y PRD que, pase lo que pase, aseguraron su lugar en el próximo sexenio como senadores.
En Colima, por ejemplo, ¿a poco no creen que la marginación, el golpeteo y la violencia de género ejercida en contra Margarita Moreno no le pegará a Xóchitl Gálvez? Claro que sí: una mujer que ganó por primera vez la presidencia municipal de Colima, que es de las mejores evaluadas del país, con el mayor reconocimiento de la ciudadanía y, sobre todo, con las acciones afirmativas de su lado, por un berrinche de la dirigencia del PAN y la perversidad y hostigamiento del ex gobernador Fernando Moreno Peña lograron que abandonara un proyecto que tenía puerto seguro.
La alcaldía de Colima, si logran a imponer a Riult Rivera como el candidato, pasará a manos de Movimiento de Regeneración Nacional, perdiendo los votos que podrían ser también para la candidata a la presidencia de la República. ¿Y todo por qué? Por permitir que un sujeto que no tiene cargo en el CDE del PRI asistiera a las reuniones privadas del partido y tomara decisiones de acuerdo a sus personalísimos intereses.
Arnoldo Ochoa González, un veterano de guerra de la política local, debe ponerle un alto a semejante truhan que, en lugar de ayudar, está hundiendo a la alianza Fuerza y Corazón por Colima y ahuyentando a los mejores perfiles que podrían aportar votos a la candidatura presidencial.
A Margarita Moreno la obstaculizó todo lo que pudo, la golpeó en medios, así como sus amanuenses, pero también cometió violencia política y le soltó en su cara un soberbio y arrogante “tú no me vas a enseñar a hacer política”.
Pero qué tal a Lizzie Moreno Ceballos: no sólo tenía asegurada la reelección a la diputación por el distrito VI en el Congreso del Estado, pese al nulo trabajo en el Poder Legislativo y su entreguismo a MORENA y al gobierno del Estado, sino que también le fue obsequiada, sin ningún merecimiento más que ser hija de un ex mandatario del PRI, la diputación federal plurinominal por la Quinta Circunscripción.
Tampoco dice que, mientras en púbico juraba y perjuraba que sólo le interesaba la reelección en el Congreso del Estado, por debajo del agua ordenaba a hacer encuestas para medirse por la presidencia municipal de Colima, donde siempre estuvo muy por debajo de la actual alcaldesa.
Y lo más curioso es que también se medía como candidata de MORENA a la presidencia municipal, un coqueteo que debiera ser también cuestionado por el purismo del porro ex mandatario que gusta de violentar a las mujeres que no se someten a sus designios.
Y así como esto de Colima, enumeren todos los problemas locales en las demás entidades: sólo por eso Xóchitl Gálvez Ruiz va directo a una estrepitosa derrota.