POR Jorge Octavio González
Cada que Indira Vizcaíno abre la boca y se le ocurre decir sandeces como que en Colima no hay inseguridad o que en los últimos tres meses han bajado los índices de homicidios dolosos, parece ser que las organizaciones criminales le echan en cara la triste realidad y comienzan a hacer de las suyas.
Sucedió desde el pasado viernes, cuando la gobernadora dijo que los meses de octubre, noviembre y lo que va de diciembre han bajado los asesinatos, aunque señaló que no le gusta presumir ese tipo de cosas: como si fuera una afrenta contra la mandataria, la ola de violencia se desató todo el fin de semana.
Y es que, aunque no le guste, 2022 es el año más violento de toda la historia de Colima, superando por mucho al 2017 de José Ignacio Peralta Sánchez, considerado hasta el momento como el más sangriento de todos desde que se mide la violencia. Y no le gusta porque este año ya es completamente suyo, con presupuesto suyo, con todo el poder a su alcance; aun con todo a su favor cerró el año peor que el más terrorífico que ha tenido la entidad.
Es por eso que, cuando se le intentó recordar lo que su propio secretario de Seguridad Pública dijo en la comparecencia en el Congreso del Estado, decidió dejar con la palabra en la boca al reportero, terminar la entrevista de manera abrupta y escabullirse con su escolta fuertemente armado en el recinto de la Universidad de Colima.
Como decíamos líneas arriba, la violencia se desató después de que la gobernadora dijo semejante mentira sobre la disminución de la violencia en Colima: ese mismo viernes asesinaron a una joven mujer en el centro de Colima, a plena luz del día, quedando tendida en el suelo y con un billete de 500 pesos sostenido fuertemente en su mano derecha; poco después en El Zalatón ejecutaron a un sujeto de diversos disparos de arma de fuego, y ya por la noche acribillaron a una mujer, también joven, en la colonia Villa Flores, en Villa de Álvarez.
El sábado17 de diciembre, sin embargo, un hombre fue baleado por unos sujetos en la calle Abetos, en el municipio de Villa de Álvarez; por la noche unos sicarios accionaron sus armas de fuego en contra de tres personas en la colonia Arboledas del Carmen, en Villa de Álvarez, muriendo uno de ellos en el momento.
Y ayer domingo 18 fue el día más violento. Amaneció el día con la localización de restos humanos embolsados en la calle Leona Vicario, en la zona centro de la ciudad de Colima; más tarde se reportó el lanzamiento de una granada de fragmentación en la vecindad de la calle Manuel Gallardo, también en el centro de Colima, a donde tuvieron que llegar elementos especializados en explosivos para asegurar el artefacto; también se reportaron balazos en Prados del Sur, en la colonia Santa Amalia, en Rancho Blanco y en La Albarrada.
Y se reportó a dos sujetos armados en una motocicleta rondando sospechosamente por El Tívoli y Bosques del Sur alrededor de la media noche.
2022 ya superó al 2017 como el año más violento de toda la historia de Colima y todavía le faltan menos de 15 días para que concluya; tan solo el fin de semana la escalada de violencia se incrementó considerablemente, dejando a la gobernadora Indira Vizcaíno como una mentirosa incapaz de reconocer que no ha podido estar a la altura de las circunstancias para resolver el problema que ella misma ocasionó al incumplir los compromisos que hizo en la campaña con las organizaciones criminales.
Indira es una gobernadora indolente, sin experiencia en el arte de gobernar, frívola y sin estrategia para hacer más seguro a Colima; no sabe qué es lo que tiene que hacer y está rodeada de funcionarios sin oficio político y que sólo están para complacerla.
La gobernadora ha fracasado terriblemente y la entidad es cada vez más insegura; Colima nunca había estado tan desquebrajado hasta que llegó a la gubernatura con todas las trampas y el dinero malhabido que ahora le cobran algunos grupos delincuenciales, como esos 2 millones de dólares que le dieron a una persona de apellido Vizcaíno.
Y como eso, poco a poco irán saliendo más secretos que se irán revelando a la opinión pública.