POR Jorge Octavio González
La violencia no para; la violencia sigue. Y parece que nunca va a terminar; no al menos mientras tengamos a autoridades incompetentes como al inservible mini fiscal Bryant Alejandro García Ramírez o a militares como Alfredo Castillo Báez en la Secretaría de Seguridad Pública del gobierno del Estado.
Y es que, apenas ayer miércoles primero de febrero, el demonio se soltó en diversas partes de la entidad.
En la mañana se halló el cuerpo sin vida de un masculino con signos de tortura en la brecha rumbo a la localidad de Lo de Villa; como suele suceder, las autoridades no saben quién o quiénes fueron los autores materiales del crimen, mucho menos los intelectuales.
Ya por la tarde, se registró un ataque armado a un sujeto en el fraccionamiento Santa Rita, en Coquimatlán; unas horas después se localizó una cartulina con mensaje amenazante en una camioneta estacionada en Villa Izcalli, en Villa de Álvarez.
Y lo más lamentable: por la Emiliano Zapata, luego de escucharse diversas detonaciones de arma de fuego, una persona logró grabar a un señor en condición de calle baleado y desorientado, que quién sabe cómo pero estaba caminando y escuchaba cuando alguien le hablaba.
Algo terrible: ¿qué mal podría hacer ese hombre, todo desliñado, con ropa desgastada, como para recibir impactos de bala de criminales? ¿A poco era un peligroso delincuente que había que eliminar a como diera lugar? ¿Era un capo salvaje? No. Era un simple hombre en situación de calle que, sin deberla ni temerla, vio cómo unos sujetos se acercaron a él y rociaron su pistola encima de su humanidad.
El sujeto, increíblemente, seguía vivo; estaba de pie y caminaba hacia ningún lugar. Una persona lo trataba de orientar para que se fuera a un hospital a atenderse. El señor, con la mirada vacía y ausente, captaba algunas palabras, pero seguía su rumbo.
¿A dónde hemos llegado?
Y ya por la tarde-noche, unos sicarios asesinaron a un hombre en la Adolfo López Mateos, en Villa de Álvarez, a quien minutos después reconocieron como un hombre que acababa de salir de un albergue.
Hablando de albergues, dos días atrás, el martes para ser precisos, asesinaron a dos jóvenes que habían estado albergados, aunque los administradores del lugar precisaron que el ataque no fue en las instalaciones, sino en otro lugar.
Al día siguiente, por si las dudas, las madres de los internos acudieron al albergue para sacar a sus familiares de ahí, por el miedo a que otro ataque tuviera lugar y los mataran a todos.
Y por último, ayer mismo trascendió que habían asesinado a una persona de alto perfil, sin que hasta el momento haya una confirmación oficial. Y cuando se habla de alto perfil se refieren a un político o gobernante.
El vacío de información se llena con especulaciones.