El suicidio del PRI

POR Jorge Octavio González

El PRI actual, el de Alito Moreno, es el más desdibujado, servil, corrupto y cuadrado: no se hace nada ni se decide nada si el dirigente nacional no lo aprueba.

Alejandro Moreno Cárdenas ha demostrado ser, en estos años que lleva como el mandamás del Revolucionario Institucional en México, un tramposo, mentiroso, cínico, sinvergüenza y sin palabra.

Es el PRI actual.

Manlio Fabio Beltrones, con todo y la serie de acusaciones que le han hecho a lo largo de su carrera política, se estrenó como dirigente nacional del PRI con un aplastador y apabullante triunfo en Colima, donde Jorge Luis Preciado, en la elección extraordinaria de gobernador, sufrió la poderosa maquinaria del tricolor con audios y llamadas telefónicas que despedazaron su candidatura.

El bombardeo de acusaciones y señalamientos hacia Preciado Rodríguez, que venía sobrado de una elección ordinaria en donde Mario Anguiano Moreno le apostó a él con todos los recursos humanos y económicos del gobierno del Estado, lo nulificaron de tal manera que ni las manos pudo meter.

Fue su primera elección como dirigente nacional.

Después, cuando hubo elecciones en diversas entidades de la República, dijo que renunciaría si no obtenía buenos resultados. Pese a que no le fue del todo mal, cumplió su palabra.

Alito Moreno, sin embargo, ha perdido todas las gubernaturas que estaban en manos del PRI; si tuviera palabra y un poquito de dignidad, habría renunciado a la dirigencia nacional.

Alito Moreno es un sinvergüenza.

Su argumento para no dejar el CEN del PRI es que, si él se va —dijo— es seguro que desde Palacio Nacional coopten al que pongan para tenerlo a su servicio.

El ego de Alito es tan grande que cree que sólo él es capaz de enfrentar al poder sin doblegarse.

Moreno Cárdenas, si no lo recuerdan, cedió ante el sistema cuando lo bombardearon con audios y llamadas telefónicas que Layda Sansores comenzó a divulgar en su programa de televisión; por menos de eso cualquier otro dirigente habría caído sin contemplaciones.

La última elección, donde quedaron disminuidos por la aplanadora de MORENA y aliados, el PRI hizo el peor de los ridículos; sin embargo, Alito Moreno operó, una vez más, con trampas, con mentiras y extorsiones para ser reelecto como presidente del CEN del PRI hasta el 2032.

Los priístas ven cómo el otrora partidazo está siendo pulverizado por un sujeto corrupto que fue capaz de cooptar a los delegados para que hagan su voluntad.

Alito Moreno se quedará como dirigente nacional del tricolor hasta el 2032. Increíble el cinismo del partido y de sus militantes al permitir semejante barrabasada.

Días antes de concretar el peor de los errores del PRI, como es la reelección de Alejandro Moreno, distinguidos priístas de talla de ex gobernadores y ex presidentes del tricolor llamaron a no continuar con una dirigencia que sólo ha hundido al partido.

Esos priístas, que al menos tuvieron la valentía de alzar la voz y pedir un cambio, hoy serán estigmatizados por la dirigencia de Alito Moreno.

Pero los que se quedaron callados, aquellos que aplaudieron todas las decisiones que tomaron los delegados para reelegir a Alejandro Moreno, seguirán en sus posiciones aprovechando las prerrogativas del partido y la influencia para colocar candidatos en las próximas elecciones.

Colima fue de las entidades donde nadie alzó la voz ni criticó las imposiciones de Alito Moreno.

En Colima los priístas son agachones, serviles y compasas de las corruptelas de sus dirigentes.

¿O vieron a algún ex gobernador, ex dirigente del PRI o diputado firmando el desplegado contra Alito Moreno? No, ¿verdad?

Este tipo de acciones, como avalar una reelección a todas luces inmoral y cínica, sólo contribuirán a que el PRI pierda los pocos espacios que tienen hasta llegar a su extinción, como ya sucedió con el PRD, su aliado en el 2024.

En fin: eso quieren.

Dejemos que se maten solos.

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