El ruido se apagó entre la ignominia y el cinismo

POR Jorge Octavio González

La oposición en Colima se ha colgado del tema del ISR en los aguinaldos de la clase trabajadora para figurar en los medios y exhibir sus miserias.

La dirigencia del PRI en la entidad, con Kike Rojas Orozco a la cabeza y la diputada Betzaida Pinzón como secretaria general, insistieron en la crítica al tema en cuestión aun cuando ya se anunció que el miércoles de esta semana quedó pagado en tu totalidad la prestación sin deducción alguna.

¿Por qué, entonces, seguir con el tema si ya quedó perfectamente aclarado todo?

Porque la oposición en Colima, con un PRI cada vez más disminuido por el repudio de la gente, espera tener de regreso la confianza del electorado al que traicionó y robó durante décadas.

Las declaraciones de Kike Rojas y Betzaida Pinzón, en el sentido de que apoyan a la clase trabajadora, no los exime de la responsabilidad que tienen en el despido que hizo el senil ex dirigente estatal Arnoldo Ochoa González de decenas de trabajadores del Revolucionario Institucional.

Aunque prefirió renunciar como un cobarde ante el temor de que le fueran a reclamar un laudo que la autoridad en materia laboral decidió a favor de los trabajadores, Ochoa González heredó el millonario adeudo al actual Comité Directivo Estatal.

Kike Rojas y Betzaida Pinzón, aunque se rasguen las vestiduras y digan que siempre han estado a favor de la clase trabajadora, no tienen la autoridad moral desde el momento en el que, como parte patronal del PRI en Colima, no han liquidado a los trabajadores que despidieron sin piedad alguna.

Hoy, campantes y quitados de la pena, se erigen como los que siempre hicieron las cosas bien, cuando perdieron la gubernatura del Estado precisamente por la estela de corrupción en que incurrieron muchos de los que ahora se dicen honestos y critican a los que están en el poder.

Ni Arnoldo Ochoa González ni Kike Rojas ni Betzaida Pinzón ni Beto Partida ni Sofía Peralta Ferro ni Julia Jiménez ni muchos menos Mely Romero, la culpable de que el tricolor perdiera el poder en Colima por su débil carácter y miedo a las denuncias penales en su contra y de su familia, tienen credibilidad; todos ellos fueron los responsables de la debacle del PRIAN en la entidad y decepcionaron la confianza que les brindaron cientos de miles de personas que ahora, con toda la razón del mundo, los repudia y los desprecia por corruptos y rateros.

Increíble, por donde quiera que se le vea, que los PRIANISTAS se sumen al coro del sindicalismo que, con sus bemoles, defienden un derecho consagrado en la ley.

El problema, sin embargo, es que el PAN no es aliado de los trabajadores sindicalizados; que hoy salgan a gritar y manotear —como el fraudulento Beto Partida— que se suman a la lucha de la clase trabajadora y pidan a la gente recordar a los políticos que en elecciones irán a pedirles el voto es, simple y sencillamente, el peor de los cinismos.

Sólo hay que hacer un poco de memoria para darse cuenta que los gobiernos panistas repudian a la clase trabajadora y han hecho hasta lo imposible por regatearles sus conquistas y hasta su legitimidad de unirse como sindicatos.

Un experimento fallido lo hicieron en Tecomán, en donde el alcalde Elías Martínez Delgadillo nunca quiso reconocer las conquistas del sindicato; por su tozudez y cerrazón gobernó en medio de una huelga que, al final de cuentas, ganaron los trabajadores en las instancias judiciales, ordenando el pago de los salarios caídos que tuvieron que asumir los siguientes ediles.

Más cercano a la actualidad fue el diseño y creación de un sindicato blanco y servil a los intereses del entonces presidente municipal Héctor Insúa García, quien, a través de su tesorero —hoy director de Ingresos de Riult Rivera— y el abogado Rumualdo García Mejía —un pájaro nalgón que sólo apantalla a los incautos y que ahora sí dice defender a los sindicalizados que antes enfrentó—, llevaron a cabo toda la operación para marginar y desaparecer el sindicato comandado por Héctor Arturo León Alam.

Si panistas como Beto Partida o Sofía Peralta salen a los medios a decir que apoyan a los trabajadores sindicalizados, mienten con todo el cinismo del mundo; para ellos la clase trabajadora es un lastre que deben destripar para explotar lo más que se pueda, como lo hacen en sus empresas.

El tema del ISR a los aguinaldos quedó aclarado y este día los trabajadores del gobierno del Estado tienen sus aguinaldos sin deducción alguna.

Los trabajadores del ayuntamiento de Colima, sin embargo, siguen sin tener su prestación, que debieron tener el viernes 13 de diciembre, tal y como lo prometió un día antes el presidente municipal.

Hoy, ante el incumplimiento y el engaño, todos se empiezan a preguntar qué hizo Riult Rivera con los 35 millones de pesos que pidió de préstamo y que ya tiene a su disposición.