POR Jorge Octavio González
En cuanto terminó la jornada electoral la mayoría de los diputados que se fueron a campaña regresaron de inmediato para cobrar los últimos meses que les quedan en el Congreso del Estado.
No disimularon, ni siquiera un poquito, su ambición.
Bien los de MORENA, bien los de MC, bien los del PRI y el PAN, todos, ciertamente, solicitaron su reincorporación a sus curules para no dejar una quincena sin cobrar.
¿Qué es lo que esperan hacer en estos menos de tres meses que les quedan como diputados? Lo que no hicieron durante toda la Legislatura no lo van a hacer en la recta final.
Si lo que argumentan es que el Poder Legislativo se quedó con los suplentes, sobra decir que no hicieron falta durante el proceso electoral: para lo que tienen que hacer, no fueron requeridos los propietarios para abordar algún tema en específico.
Regresan, por supuesto, por la ambición de poder; esperan que en estos meses algo puedan sacar de beneficio si ejercen presión o se vuelven muy críticos en las sesiones.
El primero que lo demostró fue el emecista Chuy Dueñas: tras la humillante derrota que sufrió en su intentona de ser senador de la República, algo que sólo él se creyó quién sabe por qué, lo primero que hizo al regresar fue retomar los temas de su agenda sobre salud, pero ya sin la estridencia que le caracterizó.
¿Qué quiere?
No es muy difícil saberlo.
Lo cierto, sin embargo, es que la derrota avasallante que sufrió la oposición en Colima fue contundente; ni siquiera los que perdieron esperaban el resultado que los borró del mapa electoral.
Héctor Magaña, el único de los priístas que mantuvo un discurso crítico hacia el gobierno del Estado, perdió ante una comparsa Evangelina Bustamante, que se caracterizó por encubrir todos los temas de violencia hacia las mujeres que afectaran a los de su grupo, mientras se jactaba de ser la coordinadora de esa vacilada llamada Bancada de Género.
Fernanda Salazar, hay que decirlo, nunca pidió licencia porque entre sus planes jamás estuvo compartir una sola quincena con su suplente, que es una funcionaria menor en el ayuntamiento de Colima, más conocida por sus fotos y viajes al extranjero que por su trabajo en el Instituto de las Mujeres del Municipio de Colima.
Pero la gente la castigó con su voto y ya no repetirá cargo en la próxima Legislatura.
Unos cuantos meses le queda a esta Legislatura –y, sobre todo, a la oposición—, para hacer algo a favor de los colimenses; de ellos depende cómo quieren retirarse de la política, si con la frente en alto o con la humillación de la derrota.
Los diputados que ganaron, los 14 más el Distrito 7 que seguramente se revertirá, tienen una oportunidad de oro para demostrar a los colimenses que pueden ejercer la mayoría con responsabilidad y que no van a actuar con la aplanadora para imponer su voluntad.
En los tiempos del PRI y el PAN eso fue práctica común; ahora hay que poner el ejemplo de lo que no se tiene que hacer.
Hay que ser humilde en el triunfo; sólo así tendrán el respeto de la sociedad.
La minoría que va a ingresar por la vía plurinominal tendrá que trabajar el doble si quieren que su voz se escuche en medio de la apabullante maquinaria de MORENA.
Lo cierto es que van a necesitar muy buenos asesores que sepan hacer su trabajo; de lo contrario será su debut y despedida.