El rector de U de C juega con fuego

POR Jorge Octavio González

Sostenemos que el rector de la Universidad de Colima se arrodilló ante el gobierno del Estado para mantenerse al frente de la institución, algo que habla pésimo de él por doblar las manos y no tanto de quien lo logró someter para manejarlo a su antojo.

Si en estos momentos quisieran, desde Casa de Gobierno hacen una llamada y Christian Torres Ortiz Zermeño deja de ser el líder de la casa de estudios colimense al siguiente día. Así de débil es la figura caricaturesca de este enano político.

Pero también tiene a otros jefes que lo presionan cada que se habla de un cambio en la Ley Orgánica de la Universidad de Colima: los ex rectores que suman cientos de miles de pesos de pensiones entre todos ellos, además de años de impunidad.

En el evento del 83 aniversario de la institución educativa, donde presumen haber congregado (fueron obligados a asistir desde las 7 de la mañana) alrededor de 7 mil trabajadores de la U de C para tomarse la foto, ahí estuvieron presentes, como una mafia, los ex rectores.

Vestidos de manera similar, unos con lentes oscuros que más los hacía parecer gángsters, los ex rectores arrinconaron a Torres Ortiz Zermeño y lo obligaron, en una entrevista banquetera, a que hablara bien de todos ellos, destacando el trabajo realizado por cada uno para mejorar la calidad educativa.

Lo cierto, sin embargo, es que fue la ocasión para presionar, como siempre lo han hecho, a Christian Torres: si bien pueden tolerar que la gobernadora le dé órdenes y lo utilice políticamente para sus fines, lo que no van a dejar pasar es que toquen sus intereses, que no solamente son las pensiones extravagantes que se dieron ellos mismos, sino los cargos directivos en la parte administrativa y en la académica.

A Christian Torres Ortiz Zermeño le conviene mantener a la U de C en relativa calma, sin problemas de ninguna índole, mucho menos laboral (para eso tienen a un inútil cobarde y espurio Luis Enrique Zamorano Manríquez); de esa manera llegará a su II Informe como rector de la Universidad de Colima con la legitimidad para buscar la reelección, situación que, como lo hemos advertido en estas páginas, depende de si le da luz verde la gobernadora o lo envía como candidato a algún cargo de elección popular.

El rector, como buen empleado que es, sólo esperará las instrucciones para actuar. Penoso.

Debe ser difícil, para un enano político como Christian Torres Ortiz Zermeño, lidiar con varios jefes que lo están asediando y no lo dejan en libertad; no poder tomar decisiones autónomas ni hacer declaraciones sobre los temas políticos transcendentales de Colima y México.

Pero donde de plano al rector le debe dar temor es cuando los ex rectores se juntan y lo arrinconan para sugerirle que, si quiere mantener la unidad al interior de la institución, no debe hacer cambios a la Ley Orgánica que los obligue a la rendición de cuentas y a la transparencia.

Porque, ciertamente, la Universidad de Colima es de los sujetos obligados más opacos cuando se les solicita información. Pedir prórrogas para responder, después de una larga espera, que la información es clasificada, es algo común en los encargados de la transparencia en la U de C, lo que no deja satisfechos a nadie, porque ni responden y dejan la percepción de que algo ocultan.

Torres Ortiz debe seguirle el juego a los ex rectores porque le pueden generar un caos en la Universidad de Colima; si ello sucediera, desde Casa de Gobierno verían que no sirve ni siquiera para mantener controlados a los rufianes y corruptos ex rectores que sólo están sangrando las finanzas de la institución.

Ya se ha dicho: a los ex rectores no les interesa la gobernabilidad de la Universidad de Colima ni la educación de los estudiantes, sino sus privilegios; ahí sí desconocerían a la institución, como desconocieron a Ignacio Peralta cuando dejó de pagar y Christian Torres fue obligado a interponer denuncias en la Fiscalía Especializada en Combate a la Corrupción y el Órgano Superior de Auditoría y Fiscalización Gubernamental del Estado de Colima, Osafig.

La presión a la que está siendo sometido el rector no va a desaparecer organizando carreras ni eligiendo a qué informes de gobierno ir o despreciar, todo de acuerdo a las órdenes que recibe de Casa de Gobierno y El Trapiche.