POR Bibiano Moreno Montes de Oca
Desde el arribo de Francisco El Tamacuas Ánzar Herrera a la presidencia del CDE del PRI, bendecido desde Palacio de Gobierno, parecía que la suerte ya estaba echada para ese instituto político. En una visita a una popular colonia de la zona oriental de esta capital, premonitorio fue el siguiente diálogo que se dio entre el oriundo de Coquimatlán y una lideresa del lugar.
—Señora, se acabaron las pozoladas, ¿eh? –dijo El Tamacuas Ánzar con un tono que sonaba admonitorio.
—Pues seguramente esperan que se acabe el PRI –fue la respuesta de la lideresa de la colonia oriental.
No le faltó razón a esa visionaria mujer priista: entre El Tamacuas Ánzar Herrera, sus amigos y sus parientes, tomaron por asalto el CDE del PRI y ya no hubo dinero para nada y para nadie más que no perteneciera al clan del coquimatlense. Los comités municipales recibieron nulo apoyo. A los tres sectores, incluido el campesino del que venía el líder tricolor, les pasó de noche ayuda alguna. En el partido la consigna era: todo para el vencedor.
Los resultados de la campaña anterior evidenciaron el nulo respaldo del CDE del PRI a un trabajo encaminado a que se le allanara el camino al candidato a gobernador del estado. Ciertamente, no fue el que se esperaba; sin embargo, curadas las heridas causadas durante la etapa de campaña de los precandidatos, lo lógico era que los priistas estuvieran unidos en torno al que resultó ser el abanderado, es decir, Nacho Peralta Sánchez. No fue así.
Nunca se gastó para promover la campaña del candidato a gobernador, pese a que dinero sí había. Por supuesto, todo se lo embolsaron El Tamacuas Ánzar Herrera y sus compinches, quienes hacían cuentas alegres sobre el promisorio futuro que les esperaba: aparte de tener el control de la CNC, donde Jorge Armando Gaitán Sánchez sólo era un simple títere, se irían sobre el Congreso del Estado, con el control de la mayoría priista, así como del propio CDE del PRI, donde dejarían a un pelele como presidente. (De la inútil Leonor de la Mora Béjar, mejor ni hablar).
Así, posteriores revelaciones evidenciaron que el apoyo del CDE del PRI de tiempos de El Tamacuas Ánzar Herrera no fue para su propio abanderado, sino que fue a parar ¡a la campaña del panista Jorge Luis El Rey de chocolate Preciado Rodríguez!, el verdadero candidato de varios de los funcionarios más poderosos de la administración de Mario Anguiano Moreno; por ejemplo, Óscar El triglicerdo Zurroza Barrera, Jesús El esquilín de anona Orozco Alfaro y el puercazo de RATAEL El carnicero de Lyon Gutiérrez Villalobos.
Mejor prueba no puede haber que la incorporación de Zurroza Barrera a la campaña panista, el mismo que fue asesor principalísimo y secretario de Administración en el gobierno anterior, para luego irse de delegado federal a la Sedatu. Resulta muy difícil de creer que un sujeto como ZURRATA renunciaría tan tranquilamente a un sabroso hueso federal para irse a una aventura incierta, salvo por una poderosa razón: estaba concertado el pacto mediante el cual habría una fuerte inyección de recursos para la campaña de su compadre Jorge Luis Preciado, vía gobierno estatal.
Así, mientras que El Rey de chocolate Preciado Rodríguez derrochaba dinero a manos llenas durante la campaña, Nacho Peralta pasaba las de Caín sin siquiera tener el respaldo total de su partido. Cabe mencionar que Federico Rangel Lozano, que llegó de emergente para darle un respiro al postulante de su partido, nunca manejó los recursos del CDE del PRI: el control siguió estando en manos de gente de todas las confianzas de El Tamacuas Ánzar Herrera en el CDE del PRI, donde más tarde todos ellos tendrían su respectivo karma.
Con todo, Nacho Peralta ganó por una apretada ventaja de 503 votos. De manera, pues, que si teniendo todo en contra salió airoso en una elección que fue anulada por la perversa complicidad del gobierno anterior y los panistas cercanos al Rey de chocolate Preciado, no hay duda que el priista habrá de refrendar su triunfo en los comicios del 17 de enero próximo. Una razón para ello es fundamental: ya no están en el gobierno estatal Zurroza, JOA y el puercazo Gutiérrez Villalobos, pero tampoco podrá causar daño alguno El Tamacuas Ánzar Herrera.
Por tal razón, el lema de la campaña de Jorge Luis Preciado no puede ser más cínico, tanto el anterior como el actual. En el primero decía: “Alégrate, ya se van”. En el de ahora se insiste en marrear: “De que se van, se van”. Bueno, resulta que los que ya se fueron son los mismos que apoyaron la campaña del abanderado del PAN a la gubernatura del estado. En cuanto al nuevo lema, la conclusión está clara: ya no están en el gobierno; luego entonces, ya no habrá dinero público para metérselo a la campaña del panista. De que se van, se van. Sí, pero, ¿quiénes se van, si ya se habían ido?
Claro, porque muy cuates y toda la cosa, pero ninguno de los funcionarios que estuvieron en el gobierno anterior (ZURRATA, JOA y RATA Gutiérrez Villalobos) va a cometer el suicidio de meterle dinero de su bolsa a un proyecto destinado al fracaso por haber sido creado al calor de la traición y de la corrupción. Todos ellos podrán meterle toda su insidia, su perversidad, su traición, su mezquindad, pero jamás aportarán un cinco salido de sus muy abultadas cuentas bancarias.
En resumen: el PRI jugó en contra de su propio candidato a gobernador del estado en la elección anterior, pero ni así pudieron con él. Hoy que las cosas se están dando de manera diferente, además de que ya no existe el riesgo de una traición, como la del Judas llamado Rigoberto El nudo ciego Salazar Velasco, sin duda que el resultado será aún mucho mejor para Nacho Peralta. ¡Seguro!
*Columna publicada el 15 de diciembre de 2015.
Un comentario sobre «El PRI vs el PRI*»
Los comentarios están cerrados.