POR José Luis Santana Ochoa
El Secretario General de la Unión de Estibadores y Jornaleros del Pacífico afiliada a la Confederación Regional Obrera Mexicana (CROM), diputado local de mayoría relativa Héctor Gustavo Larios Uribe, ve con meridana claridad el impacto urbano, laboral y de movilidad humana en todas sus expresiones y modalidades, que llegará en los próximos cinco años asociado al Proyecto Portuario Nuevo Manzanillo que recientemente anunció la Presidente de la República Claudia Sheinbaum Pardo.
De entrada, los 26 mil nuevos trabajadores que Larios Uribe estima se incorporarán a las operaciones portuarias del Nuevo Manzanillo en el próximo lustro, como atinadamente anticipa, demandarán “vivienda, servicios de salud, educación, transporte y otros servicios básicos”, en niveles volumen, calidad y pertinencia nunca vistos antes en el estado de Colima.
La voz de alerta temprana dada por el líder gremial cromista Héctor Gustavo Larios Uribe deben escucharla con atención los capitanes empresariales porteños, la comunidad portuaria en su conjunto, la población en general, los hijos de vecino, la clase política y las autoridades de los tres niveles de gobierno, todos los cuales deben comenzar a trabajar sin dilaciones ni pretextos para que el tiempo no los entrampe como ha sucedido en anteriores etapas de crecimiento del Puerto.
Si, como informa Héctor Gustavo Larios Uribe, hoy en día laboran entre 9 mil y 10 mil personas, “magínese” cuando al cierre de esta década lo hagan unos 35 mil cristianos según proyecta el Gobierno Federal. De este tamaño es el reto de la expansión portuaria prevista que necesitará infraestructura adicional, viviendas, escuelas, transporte, hospitales y sistemas de agua potable que satisfagan la gran demanda esperada.
El proyecto “Nuevo Manzanillo” fruto de la colaboración entre el Gobierno Federal y la Iniciativa Privada, calculan, cuadruplicará la capacidad de carga del puerto más importante de México, gracias a la inversión mixta de 64 mil millones pesos, 15 de ellos provenientes de las arcas públicas y 49 aportados por inversionistas privados, para tener una superficie de operaciones que pasará de las 450 hectáreas actuales a 1880 en el año 2030, suficientes para albergar infraestructura ferroviaria, vialidades para transporte terrestre y áreas de almacenamiento de carga.
Otro dato relevante aportado por Larios Uribe es el del nivel actual de las operaciones portuarias y el de las esperadas una vez que el proyecto “Nuevo Manzanillo” inicie actividades. Si hoy se atienden en promedio 140 barcos al mes y movilizan aproximadamente 3.9 millones de TEU (contenedores de 20 pies) al año, en el futuro de largo plazo, cinco años, se prevé que la capacidad aumente a 10 millones de contenedores anuales, logro que consolidaría al puerto de Manzanillo como un referente regional en comercio marítimo.
EL ACABO
Ojalá que el crecimiento del Puerto que traerá consigo el proyecto “Nuevo Manzanillo” sea acompañado de un desarrollo sustentable y sostenible que propicie y fortalezca la relación armónica con la ciudad que lo alberga y su entorno geográfico, pues hasta ahora al pueblo bueno se le han cargado en demasía los impactos negativos de la actividad portuaria.
Como en estos tiempos dorados del Segundo Piso de la Cuarta de Transformación, los tres poderes de la unión y los tres niveles de gobierno están totalmente pintados de morado, no habrá razones ni motivos para que el proyecto del “Nuevo Manzanillo” no se concrete a plenitud. ¿O sí?