POR Jorge Octavio González
Definitivamente a Riult Rivera le hace falta un milagro que le ayude a sacar adelante la ciudad de Colima y cumplir todos los compromisos que hizo para llegar a la presidencia municipal.
Todavía ayer miércoles no había consenso para nombrar a los funcionarios de primer nivel: Mario Anguiano Moreno barajaba perfiles que ya habían sido comprometidos por el PAN; otros ex gobernadores, amén de dirigentes de los partidos, también estaban en esa lucha de poder para ver cuántos podían meter.
Crispín Guerra Cárdenas, que estaba muy activo y sonriente en la comisión de entrega-recepción, esperaba la secretaría del ayuntamiento de Colima; la noticia que recibió de última hora fue que el lugar que tanto anhelaba lo iba a ocupar un escudero del verdadero presidente municipal.
Sin pudor alguno, rezando cínicamente con Guillermo Villa Godínez e Itzel Ríos de la Mora, el impresentable y corruptazo de siete suelas Francisco Ánzar Herrera fue el alfil que el ex mandatario impuso como secretario del ayuntamiento, posición que ni siquiera el líder sindical Héctor Arturo León Álam festejó, como sí lo hizo con el Oficial Mayor, la Tesorera Municipal, la Contralora Municipal y un tanto el Comisionado de Seguridad Pública y Justicia Cívica.
Miembro distinguido del viejo PRI, del sistema único y represor y amante de lo ajeno, Ánzar Herrera estaba en el basurero de la política; lo fueron a sacar de los congales de mala muerte donde suele tomar para recordar las viejas glorias, todo para regresarlo a la vida pública.
A Riult Rivera le va a pesar el nombramiento de Francisco Ánzar Herrera porque es un sujeto impresentable y es un representante del régimen corrupto y criminal que la sociedad mexicana repudió en las urnas el pasado 2 de junio y está por ser borrado del mapa geopolítico.
La primera partida, en el nombramiento de funcionarios de primer nivel, la ganó Mario Anguiano Moreno: logró colocar a uno de sus leales y humilló al panista Crispín Guerra Cárdenas, que ya estaba listo para tomar posesión como secretario del ayuntamiento de Colima.
Y para que vean que no sólo predomina en los primeros nombramientos la gente del ex gobernador Anguiano Moreno, que tenían que ser aprobados por el Cabildo, dos personeros más no se le despegan a Riult Rivera: Guillermo Villa Godínez, quien es el suplente del presidente municipal y eventualmente asumirá el cargo, e Itzel Ríos de la Mora, que es la síndica de la administración.
Aún faltan los cargos de dirección general, dirección y coordinaciones del ayuntamiento de Colima; ahí se espera otra lucha de poder entre los grupos políticos que financiaron la campaña de Riult Rivera y se sienten con el derecho de meter gente y conseguir contratos para obra pública y demás, que les redituarán los millones que esperan obtener de regreso por la inversión hecha, como lo hizo Rafael Gutiérrez Villalobos cuando asumió el cargo de secretario en el gobierno del Estado con Mario Anguiano Moreno.
Tal vez, sólo tal vez, en alguna dirección pueda alcanzar lugar Crispín Guerra Cárdenas y Fernanda Salazar, quien también estaba en la comisión de entrega-recepción y ya se veía en alguna posición de primer nivel.
¿Y dónde meterán a esa lacra de Carlos Antonio Cárdenas Roque?
Rult Rivera, ciertamente, tiene toda la razón en acudir a la Iglesia a pedirle al Señor un milagro para ver cómo sale adelante en la administración con el menor daño posible.
SPOILER: como no es posible cubrir todo lo que se le debe al Sindicato de Trabajadores al Servicio del Ayuntamiento de Colima, en cuestión de meses veremos a Héctor Arturo León Álam despotricando en contra del presidente municipal por incumplir acuerdos pactados durante la campaña.
Si creen que eso no es posible porque se ven muy cercanos, nomás revisen los elogios que le endilgó el líder sindical a la anterior presidenta durante dos años consecutivos.