El fantasma de Teuchitlán

POR Jorge Octavio González

El fantasma de Teuchitlán ya está entre nosotros; no es un caso aislado que podemos ver desde lejos.

Ayer mismo, a través de los grupos de WhatsApp, estuvo circulando una publicidad de la empresa Honda en donde estaban ofreciendo vacantes para llevarlos a capacitar a la planta de la empresa en El Salto, Jalisco.

El modus operandi del reclutamiento para Teuchitlán es el mismo: reclutamiento masivo, mayores de 18 años y presentarse en la central camionera de Celaya, Guanajuato.

A los pocos minutos de que estuvo circulando en redes dicha publicidad, la empresa Honda emitió un comunicado en donde desmintió que estén necesitando personal y manifestaron que, en todo caso, ese tipo de contrataciones no se hacían por esa vía sino en las plantas de la empresa.

El reclutamiento que pretendían hacer, seguramente para llevar a la mayor cantidad de jóvenes a los campos de entrenamiento para alguna organización criminal, llegó hasta los grupos de redes sociales de Colima; de ahí que de inmediato circularon el desmentido de Honda para que no cayeran en la trampa.

Teuchitlán, por lo que se puede apreciar, es sólo la punta del iceberg de un problema estructural que se expandió en el sexenio de Andrés Manuel López Obrador; por eso es en estos momentos cuando se localizan los campos de adiestramiento, los laboratorios de fentanilo, se capturan capos de la droga y demás cuestiones que en el pasado no se hacía.

Omar García Harfuch nunca fue bien visto por el ex presidente de la República por sus lazos familiares con militares del 68 y por haber formado parte del equipo de Genaro García Luna; tanta era su animadversión que fue el propio AMLO el que vetó la candidatura del policía al gobierno de la Ciudad de México.

Pero Claudia Sheinbaum Pardo requería a un perfil como él para estar al frente de la estrategia de seguridad que, a menos de 6 meses de haber asumido el cargo, ha tenido resultados palpables y medibles en cuanto al combate al crimen organizado.

Ahora, con el caso de Teuchitlán, el secretario de Seguridad y Protección Ciudadana del gobierno de la República ha salido a los medios a decir lo que en realidad está sucediendo, aunque la narrativa del oficialismo sea negar que el rancho Izaguirre era un campo de exterminio.

Claudia Sheinbuam, en la mañanera donde utilizó a los youtuberos contratados por Jesús Ramírez Cuevas y que sirvieron de paleros en el sexenio anterior, trató de cerrar el tema de Teuchitlán con la narrativa de que el lugar no era un campo de exterminio sino de adiestramiento.

Omar García Harfuch, aunque se sumó al coro de que no era campo de exterminio, a pregunta expresa reconoció que en el rancho Izaguirre sí reclutaban a jóvenes para ser entrenados por el crimen organizado, que los enseñaban a matar, a torturar y que, si alguien no quería formar parte de sus filas, era asesinado y enterrado en el lugar.

Decirle campo de exterminio o adiestramiento o de entrenamiento es lo de menos; el hecho de que en ese rancho hayan estado cientos de jóvenes reportados como desaparecidos, que hayan sido entrenados para matar, torturar y secuestrar, y que quienes se negaban a participar eran cruelmente asesinados, es información suficiente como para que el gobierno de la República se pusiera a trabajar a tope y busquen por cielo, mar y tierra a los responsables de estos centros del terror.

Parece ser que una primera línea de responsabilidad recae en la Fiscalía General del Estado de Jalisco y en el propio ex gobernador Enrique Alfaro Ramírez; pero en el ámbito federal deben investigar a personal de la Fiscalía General de la República y al principal responsable de dar la orden de que no se combatiera a los delincuentes, que no es otro que Andrés Manuel López Obrador.

Teuchitlán no es un fantasma lejano; ya está en muchas regiones de país.