POR Luis Fernando Moreno Mayoral
*El mundo al revés: Carlos Arturo Noriega García acudió al Tribunal Electoral de Colima para que le permitan reintegrarse a su curul en el Congreso del Estado.
El ex secretario de Planeación y Finanzas del gobierno de José Ignacio Peralta Sánchez podrá interponer todos los recursos que quiera; el problema es que le pasará lo que a Jorge Luis Preciado y otro ex legislador que terminó como un simple y barato mercenario a sueldo:
Los abogados del Poder Legislativo retardarán lo más que se pueda el regreso de Noriega García; de esta manera la Legislatura terminará y ya no podrá ser diputado ni cobrar los dos meses que le quedan.
Sentirá lo que cientos de trabajadores que despidieron por culpa de sus malos manejos en la pasada administración: impotencia y frustración.
Hay quien dice: justicia divina.
*La detención de Ismael El Mayo Zambada y Joaquín Guzmán López, hijo del Chapo Guzmán, ha desatado todo tipo de especulaciones en el mundo de la política en México.
Y es que, de acuerdo a algunas versiones, el legendario narcotraficante y fundador del Cártel de Sinaloa posee información que podría acabar con la carrera política de muchos funcionarios en activo y otros que están por integrarse al segundo piso de la cuarta transformación.
El hecho de que hayan sido detenidos —o hayan pactado su entrega— sólo se puede entender como una estrategia de supervivencia que le permitirá al gobierno de los Estados Unidos, ya sea con Donald Trump o Kamala Harris en la presidencia, extorsionar al gobierno de México para que siga haciendo el trabajo sucio en materia de inmigración.
A lo mejor no ahora ni en unas semanas; tal vez pasen meses o años para que sepamos realmente lo que sucedió con la detención de uno de los capos más importantes de México y el mundo entero, tan audaz que nunca fue capturado por las autoridades hasta hoy.
Y el hecho de que también se diera a conocer la liberación de Ovidio Guzmán dará mucho de qué hablar los próximos días.
Muchos en México, sin embargo, estarán muy nerviosos.