POR Luis Fernando Moreno Mayoral
Hay una lógica en el aumento de los índices de violencia en Manzanillo: se está combatiendo a los criminales como no lo hicieron las pasadas administraciones municipales.
Con ediles como Rogelio Rueda Sánchez, pasando por Virgilio Mendoza Amescua y Gabriela Benavides, el puerto convivió con organizaciones criminales que, desde luego, tenían el permiso de operar a sus anchas siempre y cuando no perturbaran la paz.
¿Por qué, desde que asumió la presidencia municipal Rosi Bayardo, se ha visto un aumento en los índices criminales? Porque, ciertamente, se está eliminando a los generadores de violencia que habían tenido el control de Manzanillo.
El fin de semana pasado, sin embargo, circuló la noticia de un ataque armado en un lugar donde se organizaban peleas de gallos de manera clandestina; la inmediatez de la información contribuyó a generar pánico y a decir que se había llevado a cabo una carnicería entre gente de la sociedad civil.
Este lunes, para no dar pie a más especulaciones, la Fiscalía General del Estado de Colima dio a conocer que, en ese evento en particular, asesinaron a tres masculinos en un ataque directo hacia sus personas.
Uno de ellos, añadió en el comunicado la FGE, era ni más ni menos que José Isabel “N” alías El Chabelo, el encargado de plaza en Manzanillo del CDS; además contaba con una orden de aprehensión vigente en su contra por el delito de homicidio calificado.
Mientras se dio el enfrentamiento donde cayó abatido el jefe de plaza del CDS en Manzanillo, las corporaciones policiacas implementaron un operativo entre elementos de la Policía Municipal, la Policía Estatal y la SEMAR con el fin de detener a los presuntos responsables de la balacera.
Uno de los involucrados resultó herido en la refriega y se encuentra hospitalizado para su atención médica.
Y sí: la estrategia de seguridad está muy alejada de la permisividad que se dio en la pasada administración federal; con Omar García Harfuch al frente de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana del gobierno de la República, los resultados están a la vista y los generadores de violencia, como El Chabelo, están siendo abatidos o detenidos por las autoridades.
El camino para que Manzanillo sea el epicentro de la transformación ya se trazó; con los pasos que se están dando en el combate a la inseguridad se eliminarán los vicios y complicidades entre la autoridad y el crimen organizado que, desde hace décadas, parecían transitar de la mano como dos lados de la misma moneda.