El beso del diablo

POR Luis Fernando Moreno Mayoral

Mario Anguiano Moreno, después de ser inhabilitado por 14 años para ocupar cargos públicos y no poder utilizar el dinero y propiedades que puso a prestanombres para no ser requerido por los 515 millones de pesos que debe, ahora se dedica a la consultoría política y les vende la idea a los incautos que su propia experiencia como gobernante es garantía de éxito.

El ex gobernador de Colima cree que llegó solo a las posiciones que alcanzó a lo largo de los años; eso que le cuenta a quienes lo entrevistan de la planificación que hizo desde que era diputado hasta ser gobernador no se hizo por él sino por una serie de factores ajenos a su persona y a su capacidad.

Detrás de esos triunfos hubo cientos de personas que, cuando lo conocieron, creyeron verdaderamente en él y depositaron su confianza para ayudarlo a llegar a esos cargos.

No fue su inteligencia, mucho menos su habilidad para la política, sino la voluntad de muchas personas y liderazgos en sectores sociales, económicos, políticos y de los medios de comunicación que, ciertamente, estaban hartos del cacicazgo que se pretendía imponer con los mismos dinosaurios y corruptos de siempre.

Mario Anguiano luchó genuinamente en contra del sistema que promovía a otro político para la gubernatura; la lucha llegó hasta el CEN del PRI, en donde a punto estuvieron de liarse a golpes Jesús Murillo Karam y Mario Anguiano Moreno, después de los argumentos que le estaban dando para no ser considerado como el candidato.

Tras una serie de golpes que dio a la mesa, al mismo tiempo que recriminaba los argumentos, Mario Anguiano Moreno arrojó la silla hacia atrás y estuvo a punto de dar el primer golpe; para su fortuna estaba con otras personas que lo alcanzaron a detener y se lo llevaron afuera de las instalaciones del otrora partidazo.

Silverio Cavazos tomó la decisión y, saltándose las directrices del CEN del PRI, nombró a Mario Anguiano Moreno como el candidato del PRI a la gubernatura del Estado.

Después de tanto esfuerzo y sacrificio de él y de quienes lo acompañaron en la aventura, Mario Anguiano Moreno llegó a la gubernatura con una infinidad de compromisos que lo ataron de pies y manos para maniobrar como quisiera; eso y que ya no se escondía para hacerse ver con su joven novia terminaron por hundir un barco que estaba destinado a revolucionar la gestión gubernamental en Colima.

Hoy sale, cantando horriblemente y alcoholizado, a jugar al consultor político para ver cuántos incautos caen en su red para asesorarlos en las próximas elecciones.

Ya le dio el beso del diablo a Tey Gutiérrez, Riult Rivera, Mely Romero y a Christian Torres Ortiz Zermeño.

Pero de eso hablaremos la siguiente entrega.

*Una reverenda estupidez del ayuntamiento de Colima colocar un semáforo en la avenida Constitución, a la altura de la plaza San Fernando, por el congestionamiento vial que ocasiona a todas horas.

Quien ha pasado por el lugar se dará cuenta que se generan cuellos de botella eternos.

¿A qué genio se le habrá ocurrido semejante idiotez?