POR Jorge Octavio González
Por meses los seguidores de MORENA han insultado a Xóchitl Gálvez Ruiz llamándola botarga y también han negado su origen indígena y su historia de éxito como empresaria.
Pero cuando Xóchitl Gálvez, en uso de su libertad de expresión, mostró imágenes en un evento en la Universidad Anáhuac donde se representa a Claudia Sheinbaum como una caricatura, parece que se olvidaron del sentido del humor y la sátira y volvieron a pedir a la candidata del Frente Amplio que fuera quemada en leña verde.
Lo cierto es que el nivel de las campañas rumbo a la presidencia de la República es muy bajo; tanto que los seguidores de unos piden a los otros lo que no están dispuestos a hacer. Hipocresía pura, pues.
La caricatura presentada por Xóchitl Gálvez no es ofensiva; sin embargo, los progres y los de la onda woke salieron a indignarse y a comparar el personaje con los gusanos que asemejaban a los judíos en la era nazi. Así de escandalosos son.
Mientras atacaban con todo el aparato del Estado a Xóchitl Gálvez, los seguidores de AMLO aplaudían a rabiar todo el odio y misoginia que salía de sus cabezas; sin embargo, cuando la senadora con licencia mostró la caricatura de Claudia Sheinbuam ahora sí se acordaron que existe el feminismo y la violencia política de género.
De igual manera está actuando el INE. Tan laxo ha sido que ha sancionado a unos lo que en otros no ve delito alguno; por no querer pelearse con el presidente de la República, han sido capaces de pasar por alto todas las violaciones de Claudia Sheinbaum y las calumnias y violencia de sus voceros como Fernández Noroña.
Increíble que, ante la cantidad de violaciones a la ley electoral, el Instituto Nacional Electoral no sea capaz de sancionar a quienes incurren en faltas y, por el contrario, mide con diferente vara a los que se pasan la ley por el arco del triunfo.
Los de MORENA pueden pasársela descalificando a Xóchitl Gálvez, ridiculizarla y decir que detrás de ella está Claudio X. González, pero si dicen que Claudia Sheinbaum es obediente y sumisa a López Obrador, entonces todos los que la atacan son unos misóginos que minimizan a la mujer como alguien incapaz de hacer algo por su propia cuenta.
Aquí, sin embargo, la candidata de Movimiento de Regeneración Nacional a la presidencia de la República sí ha sido obediente y sumisa a los designios de AMLO; fue capaz de ceder la candidatura al gobierno de la Ciudad de México con tal de no hacer enojar a los duros del partido y al propio López Obrador.
Esta semana Claudia Sheinbaum fue captada visitando a AMLO en Palacio Nacional, algo que en la era priísta sería satanizado por la oposición; al ser descubiertos y cuestionada por ir a recibir línea, tuvo que sacar un video en donde dijo que sólo fue a entregar unos papeles (como si no tuviera gente que pudiera hacer eso) y que le dijeron que ahí estaba el presidente, que si quería ir a saludarlo. Ella aceptó e intercambiaron algunas palabras sobre sus familias y ya.
¿Quién, en su sano juicio, creería semejante mentira? Sólo ella y sus simpatizantes, que todo creen sin corroborar si es cierto o no.
Claudia Sheinbaum no prende en los eventos a los que acude; aburre por su tono de voz aburrido y sin chispa. Y sólo repite lo que la mañana dice AMLO sobre los temas que están en la agenda política.
Ella sólo está administrando la ventaja artificial que tiene por el momento; no va a la Feria Internacional del Libro en Guadalajara porque se lo ordenaron y porque no quería que nadie la confrontara o la cuestionara; y deja en su vocero Fernández Noroña los insultos y calumnias a sus opositores porque ella no puede ni sabe.
Lo que a lo mejor sus estrategas no contemplan es que tarde o temprano va a tener que debatir con sus contrincantes, va a tener que ser entrevistada por medios no comprados y va a tener que hacer propuestas que el electorado decidirá si son las que le convienen o no.
Ya no podrá escudarse en la sombra del presidente ni repetir todo lo que diga en sus conferencias de prensa.
Y ahí verá que esa ventaja que tiene es artificial.