POR Luis Fernando Moreno Mayoral
*Alcoholizados de soberbia porque revocaron la candidatura de Movimiento Ciudadano a la presidencia municipal de Colima, algunos incautos salieron a querer restregar a Magda Ureña como una gran pérdida para el partido.
La señora, con todo el desprestigio que carga por haber formado parte de la administración de Leoncio Morán Sánchez, apenas pudo llevarse a su hermana y a dos más de MC con el berrinche que hizo cuando anunció, hasta con la quijada severamente apretada, su salida.
Si tan buen elemento era por qué hasta el propio Riult Rivera la rechazó para que formara parte de su planilla. Porque es una impresentable, igual que su marido, que tuvieron el cinismo de traicionar a quien los llevó al partido naranja: Locho Morán. Los dos, ciertamente, ya están en el basurero de la historia.
*Pese a que sus panegiristas en medios y redes —los mismos que obedecen a pie juntillas a ex gobernadores ligados al narco y que fueron atacados por cambiar de organización criminal— insisten en que el candidato del PRI y el PAN a la alcaldía de Colima va muy bien en su campaña, desde el war room que comanda Mario Anguiano Moreno siguen enviando a sus promotores de odio a PXPress a denostar y a calumniar.
En esta ocasión, a diferencia de otros sujetos que se escudan en el anonimato, el encargado de salir a dar la cara ante la cobardía de Riult Rivera y Julia Jiménez es un tal David Villagrana, quien se ostenta como asesor en la Cámara de Diputados y tiene fotografías con los diputados federales más mediocres e improductivos de la Sexagésima Quinta Legislatura.
En dos reportajes publicados en este medio se da cuenta que Riult Rivera, candidato a la presidencia municipal de Colima, presentó 17 iniciativas de ley, de las cuales ni una sola fue aprobada; la diputada federal y también dirigente estatal del PAN en Colima, Julia Jiménez Angulo, sólo presentó en 3 años 2 iniciativas, de las cuales ni una sola se aprobó.
David Villagrana, como el defensor de oficio y oficioso de la cínica y sinvergüenza dirigente del PAN colimense, se atrevió a decir que ella ha hecho un enorme esfuerzo al ser diputada federal y dirigente del PAN en Colima, como si sus pésimos resultados no estuvieran a la vista de todos; además está claro que el salario que cobra como asesor (muy malito, ciertamente) lo obligó a defender a una de sus jefas, por más inútil que sea como diputada federal.
Además de asesor (pésimo, por cierto) de diputados panistas, de qué otras cosas se encarga ese torvo Villagrana si, como presume en su propio perfil de redes sociales, ha visitado frecuentemente la penitenciaría de Puente Grande, en Tonalá, Jalisco.
Que quede constancia que hacemos responsable a Riult Rivera y a Julia Jiménez si ese tipejo calumniador se atreve a atentar contra nosotros y al medio de comunicación que dirijo.
Julia Jiménez desprecia tanto a la ley que puso a su compadre (o comadre) Jesús Alberto Partida Valencia en el primer lugar de la lista de diputados por la vía de representación proporcional como parte de los grupos prioritarios, concretamente de la diversidad sexual, sin tener un solo antecedente de activismo o apoyo a la comunidad LGBT+.
Qué se puede espera de tremenda mitómana.
*Y hablando de cinismo, el multimillonario y dueño de media ciudad Peluche, Nazario Rodríguez Guerra, ayer salió a llorar a los medios de comunicación porque le quitaron los escoltas que le habían asignado y que pagamos todos los mexicanos con nuestros impuestos.
Si tanto dinero tiene el señor puede perfectamente pagar guardaespaldas que lo cuiden día y noche; no está bien que los recursos de la Guardia Nacional se vayan en cuidar a políticos que tienen miedo de salir a hacer campaña porque algo deben.
De igual manera, de acuerdo a lo dicho por Nazario, también se le retiró la escolta a Mely Romero y a Germán Sánchez, algo que desde este espacio celebramos: no puede ser que los miedos y relaciones sospechosas de los candidatos los tengamos que pagar nosotros con escoltas que bien podrían servir para combatir al crimen organizado.
Los escoltas sólo deben asignarse a candidatos que ya recibieron advertencias de no continuar con su campaña, como sucedió en Zacatecas y en Michoacán, pero no en Colima, donde no hay un solo elemento ni denuncia que indique que Nazario Rodríguez Guerra, Mely Romero Celis y Germán Sánchez haya sido amenazados por el crimen organizado y les hayan pedido que se bajaran de sus candidaturas.
Si quieren escoltas, que los paguen de su bolsillo.