POR Luis Fernando Moreno Mayoral
Días antes del 8M, Colectiva Universitarias informó que darían a conocer casos de estudiantes víctimas de acoso y hostigamiento sexual de parte de profesores de la Facultad de Letras y Comunicación.
Conforme transcurrió la semana, sin embargo, las integrantes del grupo exhibieron en sus redes sociales las confesiones de las alumnas que habían sido acosadas y vejadas por maestros que en todo momento fueron protegidos por las autoridades de la Universidad de Colima.
La multicitada Unidad para la Atención Integral a la Discriminación y la Violencia de Género demostró, una y otra vez, no servir para nada; ellas incluso afirmaron que habían interpuesto infinidad de quejas a través de ese mecanismo y que la respuesta que recibieron era que no tenían suficientes pruebas.
Los audios publicados por Colectiva Universitarias, que hasta el corte de esta columna eran alrededor de 20 testimonios sobre los tres maestros de la Facultad de Letras y Comunicación que hoy por hoy protege su amigo de parrandas Christian Torres Ortiz Zermeño, dan cuenta clara del acoso, el hostigamiento, la violencia de género y las amenazas que utilizaban para infundirles terror a las estudiantes.
La narración de las mujeres, de cómo Carlos “N”, Dante “N” y Alonso “N” eran capaces de hacerles creer que a su lado serían las grandes estrellas de la televisión, es impresionante; también cómo es que las podían presionar al extremo de que ellas mismas pedían su baja de la Facultad para no tener que verlos más.
Como para calmar un poco los ánimos, el rector Christian Torres Ortiz dio una entrevista a los medios de comunicación que tiene a su servicio para informar que los protocolos de atención a las víctimas de la violencia de género en la Universidad de Colima funcionaban y que alrededor de 16 maestros habían sido despedidos por encontrarlos culpables de acoso sexual.
Invitó a las estudiantes que se sintieran acosadas a utilizar la Unidad para la Atención Integral a la Discriminación y la Violencia de Género para actuar en consecuencia, como si no hubiera leído el comunicado de Colectiva Universitarias en torno a que ese mecanismo no sólo no sirve sino que las revictimiza, pues se informa al acosador el nombre de la denunciante y las obligan a convivir con sus agresores en tanto se analiza el caso y se llega a una solución.
El 8M, Día Internacional de la Mujer, decenas de estudiantes de la Universidad de Colima se plantaron frente a Rectoría para manifestarse y hacer del conocimiento a Torres Ortiz que NO se sienten seguras en la casa de estudios; volvieron a pedir que se modifique el protocolo para la atención a las víctimas de acoso y que se proceda en contra de los maestros exhibidos de la Facultad de Letras y Comunicación.
Cuando se integraron a la marcha rumbo a Palacio de Gobierno, Colectiva Universitarias tenía un solo objetivo: tener comunicación con la gobernadora para que, a través de las instancias competentes, se hiciera el acompañamiento a las estudiantes para interponer las denuncias judiciales en contra de sus agresores y que les dieran el seguimiento correspondiente para llegar hasta las últimas consecuencias.
Esto, sin embargo, ya no se pudo: las infiltradas que hicieron destrozos y generaron caos desvirtuaron el origen y la esencia de la marcha; ni siquiera hubo tiempo para que personal del gobierno del Estado pudiera hacer contacto con ninguna de las integrantes de los colectivos que iban a pedir ayuda al Estado.
Colectiva Universitarias fue contundente: la Universidad de Colima no las escuchó ni las respaldó; ni siquiera el rector tuvo la amabilidad de darles la cara y reunirse con ellas para ver de qué manera solucionaban el problema.
Y fueron tajantes respecto a la invitación del rector en torno a utilizar el protocolo de atención a víctimas: “queremos mencionarle que ninguna estudiante va a realizar ningún tipo de queja o denuncia por medio del Protocolo para la atención integral de la violencia de género de la Universidad de Colima” porque “es totalmente inoperante y no cuida la integridad de las estudiantes”.
Si el rector Christian Torres Ortiz Zermeño creyó que el escándalo de sus amigos acosadores de la Facultad de Letras y Comunicación se olvidaría después del 8M, está completamente equivocado; las estudiantes amenazaron con seguir publicando audios y videos de alumnas confesando las perversidades de los profesores.
La finalidad es que, una vez que se hagan las denuncias correspondientes, se cite a declarar a los maestros para que se haga público todo lo que fueron capaces de hacer con tal de acostarse con sus alumnas.