POR Jorge Octavio González
Desde ayer se están desarrollando las comparecencias de los funcionarios del gobierno del Estado que, a petición de los diputados, están ampliando la información sobre las dependencias a su cargo.
Destacaron, por su bravuconería, clasismo y racismo, los posicionamientos de la fracción del PAN en el Congreso del Estado, con Sofía Peralta Ferro y Jesús Alberto Partida Valencia criticando como su tuvieran autoridad moral y política para subir a tribuna a señalar con el dedo las fallas que ven en las diversas carteras de la administración estatal.
Sofía Peralta, por principio de cuentas, tuvo la desfachatez de preguntar, en la comparecencia del secretario de Educación y Cultura, cuántos de los funcionarios del gobierno de Indira Vizcaíno van a las escuelas públicas.
Ella, la hija del mayor traficante de influencias y corrupto y corruptor Pedro Peralta Rivas, que habla desde el privilegio y repudia la escuela pública como el panismo en general, retando a los servidores públicos de la actual administración como si ella alguna vez hubiera pisado un aula en alguna colonia popular de Colima.
La respuesta de Adolfo Núñez González fue contundente: sus tres hijas estudiaron en escuelas públicas y todas tienen actualmente carreras profesionales.
¿A qué escuela fue Sofía Peralta Ferro? A ninguna pública, por supuesto.
El posicionamiento de la diputada del PAN, pues, estuvo plagado de críticas sin sentido, mal articuladas, hablando desde el privilegio que le dio el dinero de su papá para poder estudiar en lugares donde no se tenía que mezclar con la chusma.
No se podía esperar nada más de una legisladora que nunca trabajó cuando fue regidora hasta que se acercaron los tiempos para designar candidatos para la elección del 2024; después de más de dos años de vacaciones, finalmente se dio a conocer con espectaculares durante las Fiestas Charrotaurinas de Villa de Álvarez que, además, costaron más de 100 mil pesos cada una.
Pero Beto Partida no se quedó atrás: bravucón, misógino y altanero, como siempre que sube a tribuna a criticar todo lo que hacen los gobiernos actuales, no pudo disimular su enojo por el recuerdo de la corrupción del pasado inmediato, en donde sus socios de ocasión generaron la quiebra financiera que dejó a cientos y cientos de familias sin comer y sin medicinas por meses.
Su referencia a Colimalandia, que debería aplicarla para el ayuntamiento de Colima que preside su cómplice de corruptelas Riult Rivera —los dos comparten el desprecio a las mujeres— ni siquiera fue ingenioso ni dio risa; sólo demostró su molestia por haber perdido privilegios cuando eran gobierno y robaban a manos llenas.
Colimalandia sí es la que quiere vender el presidente municipal y sus corifeos a sueldo: no hay seguridad, los servicios públicos son pésimos, las calles y avenidas de la ciudad, sobre todo en las colonias populares, las más marginadas, están llenas de baches que parecen socavones; sus funcionarios no tienen el perfil adecuado y sus elementos de tránsito y vialidad y policías violan flagrantemente los derechos humanos de los ciudadanos colimenses.
Beto Partida no es más que un bravucón que manotea y grita en tribuna para que lo volteen a ver; está consciente que de otra manera pasaría desapercibido y sus ideas clasistas, machistas y racistas ni siquiera tendrían eco en los medios de comunicación.
Su actitud en la sesión de ayer, cuando subió a tribuna, fue de soberbia y prepotencia; raro en alguien que ingresó a la 60 Legislatura como integrante de la comunidad LGBTQ+, donde su comadre Julia Jiménez hizo trampa para colocarlo en la primera posición de plurinominales y tuviera la oportunidad de estar en el Congreso del Estado.
Las intervenciones de Beto Partida son tan básicas y sin sustancia que los mismos asistentes se encargaron de demostrarle su repudio con rechiflas y gritos de que se callara; la respuesta del panista no podía ser otra más que echarle leña al fuego y provocar a quienes estaban presentes en la sesión y acudieron a escuchar la información que dieron los funcionarios que comparecieron por la Glosa del III Informe de Gobierno.
Ni siquiera los diputados del PRI fueron tan descarados ni irrespetuosos; en ocasiones se vieron constructivos y reconocieron los logros de la administración.
Y los de Movimiento Ciudadano apenas están aprendiendo a estructurar ideas y están forjando su personalidad, algo que se va a concretar con el tiempo.