POR Jorge Octavio González
Mientras Riult Rivera presumía en sus redes sociales una foto donde le lustraban el calzado y promovía la Caravana del Recuerdo, momentos más tarde la reportera de espectáculos Patricia Ramírez recibía varios disparos en su negocio de comida en la calle Gabino Barreda.
El presidente municipal no puede ser ajeno a la violencia que todos los días asola a la ciudad capital; no cuando en campaña presentó el programa Por un Colima Seguro, con Paz y Tranquilidad, copia barata del que implementó Mario Anguiano Moreno durante su administración.
Fue Riult Rivera, nadie más, el que salió a decir que tenía todas las soluciones a los problemas de inseguridad en Colima; entre los puntos a destacar dijo, de manera textual, que “se requería un incremento en los patrullajes”.
La calle Gabino Barreda se encuentra a unas cuadras hacia el norte de donde está el centro de la ciudad capital, incluso donde está Palacio Municipal; si en realidad hubieran incrementado los patrullajes no habrían llegado unos sujetos a un negocio de comida, a plena luz del día, a descargar la pistola contra una mujer.
Los delincuentes estuvieron por todo el centro de la ciudad armados; llegaron hasta el negocio de Paty Bunbury y le dispararon en diversas ocasiones. Y lo peor es que, así como llegaron, se fueron; no había un solo policía municipal ni una patrulla haciendo rondines para reaccionar ante tal hecho.
Otro de los puntos que dio a conocer Riult Rivera en su estrategia para combatir la inseguridad es la creación del Comité de Seguridad Vecinal, que viene acompañado del Sistema de Contacto Ciudadano, el cual consiste en tener una comunicación directa entre el comité vecinal y policías.
¿Alguien sabe si ya se creó el Comité de Vigilancia Vecinal? Claro que no. Mucho menos existe el Sistema de Contacto Ciudadano; de estar listo dicho comité, en efecto, los vecinos de la calle Gabino Barreda habrían hecho contacto con la policía para llegar lo más rápido posible e intentar salvarle la vida a la reportera.
De los demás puntos mejor ni hablar: sencillamente no se han podido realizar.
Esque Riult lleva apenas dos semanas y se está dedicando a tapar baches, dirían los defensores de oficio y a sueldo del presidente municipal, mismos que se enojan cuando en estas páginas criticamos a su mecenas, como si aquí tuviéramos la intención de quitarles los 200 pesos que les dan por columna en sus páginas sin lectores.
Hay que recordar que Riult Rivera, envalentonado, dijo que su principal objetivo era regresar la paz y seguridad a Colima. “¡Ya basta: merecemos un Colima con paz y tranquilidad!”, gritó como hombre en algunos mítines donde se refirió al tema.
¿Dónde está ese plan estratégico denominado Por un Colima Seguro, con Paz y Tranquilidad?
Pregúntenle a la familia de la reportera Patricia Ramírez y de las demás víctimas que en días anteriores han acribillado en diversos puntos de la ciudad capital; a ver si ellos prefieren que su presidente municipal se ponga a tapar baches y a montar a caballo mientras las calles de Colima se manchan de sangre.
El hecho de no contar con recursos suficientes no es excusa para quedarse de brazos cruzados; otros con menos han hecho mucho más y gestionan recursos ante otras instancias con tal de cumplirle a la sociedad.
Riult Rivera, si no tiene el dinero, no hace nada; sólo se dedica a imitar a Mario Anguiano Moreno y a llorar por que no le dejaron dinero en las arcas municipales.
El problema, sin embargo, es que su administración no es la única que pasa por situaciones similares: ahí está lo denunciado por la presidenta municipal de Cuauhtémoc y la de Manzanillo.
No hay dinero, es cierto, pero eso no impide que trabajen día a día para cumplirle a la gente.
Riult Rivera, sin embargo, sólo da pretextos ante su fehaciente incapacidad para gobernar la capital del Estado; ha quedado demostrado que es un inútil que sólo llegó por el dinero de dudosa procedencia que le inyectó Mario Anguiano Moreno y otros siniestros personajes del PRI y el PAN que ahora quieren despacharse con la cuchara grande del presupuesto de Colima.
¿Cuántos muertos más, Riult? ¿Cuántos?