POR Bibiano Moreno Montes de Oca
Los Vizcaíno ya le echaron el ojo al Poder Judicial
Si del Poder Judicial del estado de Colima se demanda un trabajo de impartición de justicia en beneficio de la población y no de los intereses de los 10 magistrados que lo encabezan, ya estuvo que se rompería con esa premisa si por lamentable error cae en manos del indirato. Y es que a éste, que está representado en los gobernadores –la formal y el de facto— Indira Vizcaíno Silva y Arnoldo Vizcaíno Rodríguez, respectivamente, lo único que lo mueve es la desmedida ambición política y económica.
Así, el Poder Judicial en manos del Poder Ejecutivo sería desastroso desde cualquier punto de vista que se le mire, pues con uno avasallado por el otro, la impartición de justicia “pronta y expedita”, como retóricamente dicen jueces y magistrados desde hace más o menos medio siglo, sería utópica. El actual presidente del Supremo Tribunal de Justicia del Estado (STJE), Bernardo Alfredo Salazar Santana, es un sujeto impresentable que, por tanto, es indefendible.
El tipo hizo pasar unas vacaciones disfrazadas de una solicitud de licencia para dejar el cargo interinamente en manos de la magistrada Leticia Chávez Ponce, como una especie de ensayo para que ella (que viene de la cultura del esfuerzo) se quede formalmente por dos años más después de que termine el periodo de Bernardo Salazar (en noviembre próximo), que para el efecto ya retomó su cargo sin darle mayores explicaciones a nadie.
Dejará el presidente del Poder Judicial su cargo endeudado por la falta de recursos hasta para poder sacarle copia a un expediente, pero cree que podrá dejar a sus amiguitas y a sus amigotes bien acomodados si se logra concretar en breve la creación del Centro de Convivencia Familiar, que podría ser considerado en el primer informe de la gobernadora formal de Colima, que en estos momentos todavía se encuentra totalmente en blanco.
Los abusos de Bernardo Salazar son infinitos: incluye haber creado el innecesario Juzgado Cuarto especialmente para un amigo suyo, que a la postre se le volteó y hasta fue el que lo obligó a pagar una alta pensión a la querida con la que tuvo un hijo fuera de su matrimonio. El caso es que el aún presidente del STJE resulta indefendible; sin embargo, él no es el Poder Judicial y, sobre todo, no por sus desatinos debe caer ese Poder en manos del Ejecutivo, que ya se frota las manos en su intentona de imponer a un presidente a modo, manejable, sumiso, dispuesto a decir sí a todo, como son los deseos de los Vizcaíno.
Uno podría preguntarse, ingenuamente: si el indirato en pleno no puede con la responsabilidad que tiene en el Ejecutivo estatal, con su chiquigabinete de vacilada que no pela un chango a nalgadas, ¿para qué se quiere inmiscuir en otro Poder? Hay varias respuestas, una en especial: igualar la “hazaña” que logró en su momento Griselda Álvarez Ponce de León, es decir, encabezar al mismo tiempo los tres Poderes Constitucionales igual número de mujeres.
En su oportunidad encabezaron los tres Poderes de Colima Griselda Álvarez (Ejecutivo), Margarita Torres Huerta (Judicial) y Yolanda Delgado Olivera (Legislativo). En estos momentos se volvió a emparejar la balanza que se había desequilibrado con la salida de la impresentable diputada Viridiana Valencia Vargas, que ahora promueve el clientelismo electoral con los programas sociales del obradorato: los Poderes Ejecutivo (Indira) y Legislativo (Isamar Ramírez Rodríguez) están en manos de mujeres.
Falta el Judicial –bajo el control de un varón—, pero una mujer como Leticia Chávez Ponce no es opción para el indirato: ella sería la representante de un Poder autónomo (con todos sus vicios, pero también sus virtudes) que a la gobernadora y a su padre no conviene, dado que desean un Poder Judicial sumiso, agachón, servil, obsequioso, dócil, dispuesto a hacer todo lo que le ordenen desde Palacio y Casa de Gobierno, así como Complejo Administrativo, a partir de que se elija al nuevo (a) presidente (a) en noviembre próximo.
No es que sea la panacea un Poder Judicial autónomo con una mujer (o un varón) al frente, pero en manos del indirato sería una tragedia para todos los colimenses, que ya resienten la ineptitud que impera en el Gobierno del Estado desde que los Vizcaínos obtuvieron el poder a la mala. Al final, Bernardo Salazar tiene el control sobre la mayoría de magistrados, por lo que una cosa es muy cierta: en el pleno, donde sólo se encuentren los 10 magistrados, habrá uno que obtendrá la mayoría, pero no será el delfín de Indira y su papito querido.