CONCIERTO POLÍTICO

POR Bibiano Moreno Montes de Oca

El nuevo infierno que han generado los cuatroteros

Si bien es cierto que la película mexicana El Infierno (Luis Estrada, 2012) está inspirada en el sexenio del presidente Felipe Calderón, no cabe duda que es la premonición exacta de lo que vendría años después, en los cuatroteros tiempos de amlo: autos incendiados por todos lados, asesinatos en las calles y a plena luz del día, muertos mutilados, ensabanados, encintados y las correspondientes mantas o cartulinas con sus amenazantes mensajes de violencia, dolor y muerte. En fin: es el verdadero Infierno –como el de Dante—, donde ni siquiera se actúa en serio contra el crimen organizado. 

En Colima ya ha habido todo eso que se describe en el párrafo anterior, sin que en el gobierno estatal ni la más enana de sus autoridades muestre un poco de compasión por las víctimas que han caído a causa de los sicarios del narco, que incluye mujeres y niños. En cambio, los vocerdos al servicio del indirato lanzan loas y hosannas al partido de los nuevos ricos de la política, a la Gobernadora Altozano y al viejo que es el poder tras el trono, todos ellos en plan de negación: ninguno admite que vivimos en un verdadero Infierno, sino que quieren hacer creer que todo es paz, dicha y tranquilidad. 

En el más reciente programa de Carlos Loret de Mola y el payaso Brozo se recrea fielmente el Infierno que viven no sólo Colima, Jalisco, Guanajuato, Chihuahua y Baja California, sino el país entero, donde la violencia forma parte del paisaje. El video causó la ira del vejete que vive en el Palacio Nacional, como si no fuera un reflejo de la realidad. En Colima, en tanto, el terrorismo fiscal llega al tradicional restorán El Trébol, supuestamente por no dar comprobantes fiscales a los clientes, cuando en realidad de lo que se trata es de amedrantar al propietario, que es presidente de un organismo patronal y crítico del indirato

Es decir, el Gobierno Federal, así como el indirato a nivel local –que es caricatura de amlo—, es permisivo con el crimen organizado, pero atento a la menor crítica que se hace de su fallida (por inexistente) estrategia contra la inseguridad, pues ahora resulta que sus integrantes salieron de piel sensible, cuando en su momento fueron los más implacables, duros, feroces y decididos guardianes del pueblo bueno y sabio contra todos los abusos cometidos por aquellos que fueron considerados gobiernos neoliberales. O sea: para los cuatroteros están muy bien los ataques, pero en los bueyes de sus compadres. 

A Indira Vizcaíno Silva y corifeos se les llena la boca anunciando, con bombo y platillos, la llegada de 100 elementos de la Brigada de Fusileros Paracaidistas del Ejército Mexicano, que se suman a los que ya antes había arribado con similar fin, como miembros de la Marina y de la Guardia Nacional. Mención aparte merece el titular de la Semar, Rafael Ojeda Durán, que gusta aparecer con la parafernalia espectacular de película de acción, como si con su pura presencia el narco fuera a huir despavorido a esconderse debajo de la cama. Bien puede venir hasta la Liga de la Justicia, pero con esa pinche estrategia de “abrazos, no balazos”, cualquier intento, por bueno que sea, se irá por el caño. 

Cuando para amlo los brutales y despiadados miembros del crimen organizado son seres humanos que merecen una nueva oportunidad de la sociedad, sacamos en claro que no hay ninguna intención de combatirlos (como sí se hizo con Felipe Calderón y con Peña Nieto –con este último se fugó el Chapo, pero con él mismo fue recapturado—), sino todo lo contrario: dejar que hagan su santa voluntad… y que al pueblo bueno y sabio se lo lleve el tren. Por eso no caen capos pesados en ningún lado; y cuando eso llega a ocurrir, salen libres por lo mal armado de los expedientes que le llegan a jueces temerosos. 

De nada sirve que vengan a Colima más y más elementos dizque a reforzar la seguridad, si a la mera hora no le atoran a los balazos (eso lo hacen los policías estatales y municipales, que van por delante como carne de cañón) y permiten que los sicarios se salgan con la suya. Para completar el cuadro, el juez en cualquier rato dejará en libertad a Bernabé la Vaca Brizuela Meraz, por lo que la violencia se intensificará aún más en una tierra ensangrentada por culpa de un insensible indirato que se muestra ausente, pues en la administración estatal todos están a salvo con sus vehículos blindados.  

A la entrada del Infierno, cuyos nueve círculos recorre el poeta florentino Dante Alighieri acompañado de su colega Virgilio, hay un letrero que dice: “O, mortales, pierdan toda esperanza”. Traducido a nuestra realidad en Colima, es como si el indirato nos dijera a todos: “¡Y que se chinguen los colimenses!”