POR Bibiano Moreno Montes de Oca
¿El comandante versus la jefa?
Al gobernador de facto de Colima, Arnoldo Vizcaíno Rodríguez, le encanta que le digan comandante, aunque no tiene nada que ver con la militarización, salvo la de estar de acuerdo con la que amlo está llevando a cabo en todo el país. Así, si algún lambiscón se dirige a él como “mi comandante”, se yergue muy rígido y hasta se le enchina la piel de la emoción porque se lo toma muy en serio alguien que, como este viejo, nunca logró obtener nada durante la mayor parte de su vida y, de pronto, le llega todo como caído del cielo, que en este caso es precisamente un poder prestado y con fecha de caducidad.
Lo que él no pudo lograr, que fue ser gobernador del estado y, más adelante, senador de la República, al final la que sí pudo fue su hija, Indira Vizcaíno Silva. La primera vez, haciendo uso de sus contactos, hizo diputada federal plurinominal al orgullo de su nepotismo, donde ella pasó sin pena ni gloria. El siguiente paso fue de pura suerte: al dejar la candidatura a presidenta municipal de Cuauhtémoc para irse como abanderada de su partido al Senado de la República, la priista Mely Romero Celis prácticamente le dejó la mesa servida a la oriunda de Tijuana, que sólo de esa forma pudo obtener el cargo de alcalde.
Lo que siguió es anecdótico, pero la Indi avanzó en la política gracias al apoyo incondicional de su padre. Con el triunfo –a la mala— en las elecciones del 2021, fue el viejo el hombre más feliz, incluso más que su propia hija, pues al haber sido electa por algunos colimenses, la responsabilidad ética, política, moral y social es de ella, no de alguien más. Así, todo error, pifia, metida de pata, etcétera, se le tendrá que achacar a la Gobernadora Altozano, no a un vejete por el que nadie votó, pero que sí toma decisiones y emprende empresas en las que va de por medio su propio interés, no necesariamente el de la hija.
El instantáneo desgaste político de Indira Vizcaíno tiene mucho que ver con su indolente, irresponsable, frívolo y banal comportamiento que ha mantenido en lo que lleva de estar al frente de la titularidad del Poder Ejecutivo, pero otra buena parte es culpa del ambicioso viejón, que actúa, en efecto, como el gobernador de facto de Colima. Así, pues, el Comandante Vizcaíno Rodríguez toma decisiones atrabancadas en las que tal vez su hija no está de acuerdo, pero que se las deja pesar a ese chivo en cristalería que es su api para no generar más problemas de los que ya tiene, comenzando por la violencia que no para.
La intromisión en la vida interna de los sindicatos tal vez haya sido consensuada con la hija, pero en otros casos el padre va a contracorriente, como si midieran fuerzas para ver quién puede más, creyendo que nadie se da cuenta de su juego perverso: uno, por su desmedida ambición; la otra, por valemadrista y omisa, El caso es que hay un tema que se ha dado en el municipio de Manzanillo, donde el anciano tiene a sus vocerdos que se encargan de cuidarle la plaza. El problema, empero, es que los empoderados por Arnoldo Vizcaíno creen que toda decisión que se tome en el puerto tiene que pasar primero por sus manos.
A Ramón San José sin la burra Núñez de la Mora le dio la Gobernadora Altozano el nombramiento de rector de la Universidad Tecnológica de Manzanillo, pero los vocerdos de Arnoldo Vizcaíno están en desacuerdo, pues suponen que ese cargo debió haber sido para alguno de los dos (bueno, más bien alguna de las dos, pues se trata de dos mujeres). En ese sentido, ambas arpías han jurado y perjurado que no descansarán hasta ver fuera de la rectoría de la UTM a Núñez de la Mora, que fue puesto ahí por Indira Vizcaíno, no por su ambicioso padre, que se siente muy sabroso como para disputarle el poder a la que lo tiene legalmente.
Una de las mujeres cobra como directora del Archivo Histórico de Colima, por lo que seguramente le cedería su lugar a la otra, aparentemente fuera de la ubre presupuestal. Como quiera que sea, al vejete no le importa aliarse con traidoras, malagradecidas, ingratas y sinvergüenzas, en tanto le sean fieles a su proyecto. El problema, sin embargo, es que parece que el Comandante quiere jugar a las vencidas con la Jefa, aunque ésta sea su hija y, sobre todo, la que formalmente toma las decisiones por las que será juzgada tarde que temprano.
Y a todo esto, ¿qué dirá Núñez de la Mora, el flamante rector de la UTM? El tipo tiene el perfil para ser rector: cuenta con doctorado, es muy técnico y es rollero a morir, por lo que no lo imagino en un pleito con dos mujeres primitivas, limitadas y más corrientes que las galletas de animalitos (que, por lo menos, son sabrosas).