POR Jorge Octavio Ggonzález
Este fin de semana no hubo autoridad, pero sí hubo asesinatos a plena luz del día en diversos municipios de Colima.
El que más indignó, por cómo se maquinó, fue el del joven motociclista en Comala. Videos de cámaras de seguridad publicados en redes sociales dan cuenta de cómo una mujer espera al muchacho (al parecer se conocían) mientras otros dos sujetos están en la sombra aguardando el momento para atacar.
Los dos masculinos se van a la vuelta de la cuadra, la mujer se queda esperando al joven a unos metros de la puerta; cuando por fin sale y se encuentra con ella, parece que discuten. Segundos después, salen de su escondite los dos sujetos, el joven motociclista algo les reclama y acto seguido uno de los criminales saca una pistola y le dispara hasta morir.
Los tres, entre ellos la mujer, huyen corriendo del lugar, en tanto el joven ultimado yace en el suelo en un charco de sangre.
Todo esto un sábado, en Comala, a plena luz del día; ni siquiera estaba solo el lugar, porque en los videos de la cámara de seguridad se ve a gente y vehículos transitar por el lugar constantemente. Los criminales ya ni siquiera aguardan a la noche para cometer sus fechorías; ahora lo hacen cuando cualquier niño puede pasar por ahí.
Esto no tiene otro nombre más que impunidad.
Más tarde, sin embargo, en Loma de Juárez, Colima, unos sujetos acribillaron a un hombre a las afueras de una tienda de abarrotes. Por supuesto que las autoridades no atraparon a los responsables.
Como tampoco encontraron a los que participaron en el asesinato del joven en Comala. Y pese a que se difundió el video y se sacó una fotografía de la mujer, hasta el momento no han sido localizados. Si con evidencia la autoridad no logra capturar a los delincuentes, ya sabrán lo que sucede cuando no hay videos o fotografías más que la palabra de un ciudadano.
En Colima no hay autoridad, no hay orden, no hay quien cuide a los ciudadanos; lo que sí hay es una violencia inaudita que cobra cada vez más vidas de colimenses inocentes.
La normalización de la violencia es un hecho; sin embargo, no se debe permitir llegar a tal extremo.
Algo tiene que suceder para que esto acabe.